
La ciudad y los días
Carlos Colón
¿Exageran o callan lo que saben?
La leyenda dorada, del dominico Santiago de la Vorágine (s. XIII), un fantasioso libro de vidas de santos, cita a San Valentín solo como mártir. Preguntada la IA, añade, erróneamente, al martirio el matrimonio: “San Valentín fue un sacerdote martirizado por defender el matrimonio cristiano. El emperador Claudio II había prohibido los matrimonios, pero Valentín continuó casando en secreto, lo que finalmente le costó la vida”. Se atreve la IA a corregir al hagiógrafo dominico, al que copia, cuando ella misma está fantaseando: “Es importante tener en cuenta”, pontifica la IA,”que La leyenda dorada es una obra que mezcla hechos históricos con elementos legendarios”. La IA y La Vorágine se dejan en el tintero el hecho más singular de esta historia: que lo que prohibió Claudio fue que los legionarios se casaran antes de partir a conquistar un imperio romano. Los quería libres, sin lazos familiares ni niños ni perros ni gatos ni hámster. Me entero por la COPE de que la Iglesia, aprovechando que el Darro pasa por Granada, celebra en torno al día 14 su Semana del Matrimonio (binario), con un vídeo lindísimo en el que un chico y una chica, que se conocen en el Camino de Santiago, terminan formando una familia cristiana, con niño único, pero sin perro, en la que un palpitante corazón muy lit se va llenando de amor a lo largo de años de matrimonio. Pero es lo que tienen los santos, que terminan afectados, como cada quisque , por la deformación profesional, milagrera, en este caso. Y ha conseguido que el 14 de febrero le rindan pleitesía no solo las parejas binarias. La pareja de jóvenes cristianos del vídeo, si salió de Roncesvalles en su peregrinar hacia Santiago, seguramente leyó allí este texto del códice del s. XIII, conocido como La preciosa: “La puerta se abre a todos, enfermos y sanos no solo a católicos sino aún a paganos, judíos, herejes, ociosos y vanos; y mas brevemente, a buenos profanos”. San Valentín, que ya en el siglo III devolvió la vista a una cieguecita, de la que según las lenguas vampiresas terminó enamorándose, consiguió el pasado día 14 que le rindan culto individuos de hasta cincuenta géneros: cisgénero, genderqueer, género neutro, tercer género, género fluido, dos-espíritus, pangénero, agénero, etc. ¡Si esto no es un milagro, que venga la Conferencia Episcopal y lo vea!
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