El tío de la guadaña

DUERME con el pensamiento de la muerte y levántate con el pensamiento de que la vida es corta. Sin necesidad de meternos cada noche en la cama acordándonos del 'tío de la guadaña', a más de uno nos ha venido a la cabeza este viejo proverbio castellano tras contemplar las dramáticas imágenes del futbolista del Salamanca a punto de fallecer en mitad de un partido. En ese momento me acordé del animal con corbata que el día antes, mientras un servidor sudaba intentando jugar al pádel, no paraba de insultar en el campo de al lado al jovenzuelo que arbitraba un partido de alevines en el que participaba el auténtico sucesor de Messi, su hijo. Me vino a la mente este tipejo como ejemplo de lo poco que gozamos de la vida, de lo absurdo que es darle tanta transcendencia a aquello que no pasa de ser un simple juego.

Contemplando el episodio de Miguel García, además de recordar lo frágiles y vulnerables que somos, se me pasó el mal sabor de boca que me dejó el empate de Balaídos y el rebote con Carlos Calvo por los balones que perdió al final del partido. Hasta me prometí no volver a irritarme en esas ocasiones en que vas con prisa por la carretera y te tocan delante todos los torpes del mundo, que debe haber muchos. Aunque a veces no resulta fácil por la cada vez mayor ignorancia, ineptitud y estupidez humana, todos debemos aprender en nuestra corta existencia a disfrutar más y enfadarnos menos, razonamiento que viene que ni pintado para aplicarlo también al mundo del fútbol.

Por cierto, no viene mal lo ocurrido para volver a reivindicar la importancia de tener desfibriladores en todas las instalaciones donde se practica deporte, herramientas que acompañadas de personas con conocimientos mínimos para saber utilizarlas correctamente, porque si no da igual que haya un resucitador o una freidora, pueden salvar cualquier día y en cualquier sitio su vida o la mía.