La ciudad y los días
Carlos Colón
Lo único importante es usted
Inmersos en la batalla de los títulos reales o ficticios y de los currículum inventados e inflados, no queda más remedio que lamentar el bajo nivel que la actividad política nos regala en los medios de comunicación casi de manera continua.
Estoy convencido que la inmensa mayoría de personas que se dedican a la política son honestas de manera íntegra y, por eso, no todas habrán inventado títulos, estudios o trayectorias profesionales. Pero el hecho de que en estos últimos días aparezcan casos de esta naturaleza que afectan a personajes de la política de diferentes partidos, salpica al conjunto de la actividad política y deteriora la credibilidad sobre la totalidad de las personas que hacen política.
Está claro que los mecanismos de control previo que permitirían detectar este tipo de “fraude curricular” no funcionan, porque no existen; implementar sistemas de detección capaces de evitar los engaños de esta naturaleza debe ser una prioridad.
Pero, aun haciendo eso, el daño está hecho y puede que casi de manera irreversible. Será difícil recuperar un milímetro del terreno perdido en esta materia de credibilidad de la política y de las personas que hacen política; más aún cuando estamos también inmersos en un ambiente fétido de casos de corrupción que nos escandalizan a la inmensa mayoría de la sociedad.
En este contexto, el uso de estos casos de engaños en relación a los currículum y a títulos falsos o el uso de los casos de corrupción como elementos de ataque y desgaste al adversario político, es un error de enorme magnitud porque lo que debería hacerse es tomar muy en serio la amenaza que suponen a la credibilidad de la política en lugar de usar estos casos para desgaste de adversarios políticos o poner en las tertulias pagadas a personas que engañan en estos asuntos.
Es por eso que yo pienso que deberían salir inmediatamente de la actividad pública y política todas aquellas personas que hayan engañado en relación a su título o sus estudios, poner medidas rigurosas de control y tomarse en serio el riesgo que supone no actuar, sobre todo para los partidos que gobiernan las instituciones. Abren espacio a populistas.
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