Víctimas y dignidad

Antonia García, la segunda víctima de la dana en comparecer este jueves pasado en la Comisión de investigación del Congreso de los Diputados, ha solicitado y conseguido el aplauso de la totalidad de grupos parlamentarios, incluso los del PP y Vox, que hasta ahora y durante tres días se negaron a aplaudir a las víctimas que han ido compareciendo por la Comisión.

La petición de Antonia para hacer que todos los grupos parlamentarios mostrasen la solidaridad supone, en mi opinión, un ejercicio de dignidad que la engrandece a ella y a todas las víctimas; sus palabras, al pedir ese aplauso argumentando que solo así entendería que su dolor ha valido la pena, emociona de manera profunda y llega a cualquier milímetro de nuestra sensibilidad.

Ella ha pedido de manera expresa a quienes ostentan altas responsabilidades políticas, que se dediquen en cuerpo y alma y que aúnen esfuerzos para que la gestión de una catástrofe así no vuelva a repetirse y se logre la verdad, la justicia, la reparación y la memoria que merecen las personas fallecidas merecen.

El gesto y la actitud conciliadora (pero exigente) que Antonia ha expresado en su comparecencia, abre una expectativa de esperanza para conseguir que las víctimas de la dana puedan lograr las aspiraciones de justicia y memoria que compartimos con ellas la inmensa mayoría de la sociedad española.

Pero a la vez, Antonia y el conjunto de las víctimas, nos ofrecen una lección de dignidad que debería servir para que las personas que ejercen responsabilidades políticas en cualquier ámbito sean capaces de orientar las actuaciones en la consecución de esos objetivos.

La dignidad y la altura moral de las víctimas han de ser el norte de las actuaciones institucionales para hacer posible que el Estado (es decir todas las instituciones) esté al nivel de exigencia que marcan las reivindicaciones de todas aquellas personas afectadas por esta tragedia.

La gestión de la dana y especialmente la responsabilidad de Mazón (recientemente dimitido como presidente de la Generalitat), hasta ahora están suponiendo un capítulo vergonzoso que merece ser cerrado para abrir una etapa nueva de la mano de las víctimas y su dignidad. Ojalá lo sucedido el jueves sirva para caminar en la dirección correcta.