José Jarque Megías, Ángela Domingo Álvarez,  Carmen Muñoz Córdoba, Miguel Ángel Suárez Rojas, Iván Salido Cobo

Enseñar o evitar copiar

Nos sorprende ver la rotundidad llevada a cabo en algunos temas como el proctoring y la falta de claridad existente en otros de mayor importancia como por ejemplo, la forma de evaluación.

Enseñar o evitar copiar

Enseñar o evitar copiar

¿CÓMO se encuentran los estudiantes ante esta situación tan excepcional en la que estamos? Antes de ser estudiantes somos personas, lo cual parece que se está olvidando.

No es ninguna película de sábado por la tarde, tampoco es una serie. Esto por lo que estamos pasando, es la vida real, y los estudiantes, independientemente del lugar, lo estamos padeciendo.

Nosotros desde la Universidad de Granada queremos mostrar nuestro descontento ante la situación, ya que como representantes estudiantiles no estamos siendo escuchados. Este malestar se puede apreciar en las tres veces que, hashtag como #VerUGRenza #mUGRe o #PilarNosMiente han conseguido llegar a ser trending topic en Twitter a nivel nacional. Este último fue debido a la polémica rectificación del rectorado permitiendo el proctoring en las pruebas de evaluación, excluyendo así la opinión del estudiantado, a quienes se les había prometido justo lo contrario. Esta decisión, rechazada públicamente con anterioridad por ellos mismos, ha sido camuflada con la palabra videovigilar (proctoring = vigilar, supervisar), argumentando su ‘uso necesario’ para evitar el plagio en dichas pruebas.

Nos sorprende ver la rotundidad llevada a cabo en algunos temas como el proctoring y la falta de claridad existente en otros de mayor importancia como por ejemplo, la forma de evaluación. Tras varias semanas sin información, se publicó un documento ambiguo que utiliza términos como “se pretenderá”, “en la medida de lo posible”, “se intentará” y varias recomendaciones que, en la mayoría de los casos se han quedado en eso, recomendaciones.

Como ejemplo se “aconseja” valorar el trabajo continuo, eliminando cuando sea posible el examen final. Al fin y al cabo, dejando dicha responsabilidad a los docentes los cuales optan mayoritariamente por la evaluación establecida al inicio del curso, dando la opción de examen final presencial siempre que las circunstancias lo permitan, llegando a producirse grandes diferencias entre los distintos grupos de una misma materia. Esto nos produce tristeza, ya que invisibiliza la labor de muchos docentes que siguen realizando su trabajo y esforzándose aún más para facilitarnos esta situación.

¿Enseñar o evitar el plagio? Es triste ver que se le dé más importancia a esta segunda idea. Con estas decisiones se pone en duda la lealtad de los estudiantes por aprender, imponiendo medidas extremas sin empatizar con los estudiantes y poniéndolos en algunas situaciones “entre la espada y la pared”. Un ejemplo de ello son las diferentes pruebas de velocidad que se realizan de forma periódica al estudiantado. ¿Es humano tener menos de un minuto por pregunta sin la posibilidad de retroceder o cambiar la respuesta de tu pregunta? Con estas medidas sólo demuestran una realidad, nos tratan como máquinas, no como personas.

Además de las situaciones atípicas que nos rodean, estamos desamparados en circunstancias ajenas a nuestro alcance. Por ejemplo, si durante un examen hay un fallo eléctrico o similar, los docentes nos intimidan con calificarlo como no entregado, haciéndonos sentir responsables de dicha situación y sin empatizar con nosotros.

La motivación principal que nos mueve a escribir este testimonio es la parsimonia de muchos de los docentes para impartir la materia adaptando las medidas oportunas ante la situación en la que nos encontramos. A esto se suma la poca preocupación que ha habido con la opinión de los estudiantes en la toma de decisiones.

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