Tribuna

Javier Castejón Casado

Tocata y fuga de médicos

Son multitud los recién salidos de las facultades de Medicina que optan por emigrar a países del entorno. La crisis ha disparado el éxodo hacia el extranjero desde 2011

Fachada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada

Fachada de la Facultad de Medicina de la Universidad de Granada / Carlos Gil / Archivo

Los médicos españoles huyen al extranjero y atribuyen su éxodo a las malas condiciones laborales y psicosociales que la sociedad española les impone al acabar una de las carreras universitarias más difíciles y para la que se requiere la máxima nota a la hora de ingresar. Acaban en cualquiera de los países del entorno europeo, pero también en EEUU y algunos países del Golfo Pérsico.

Tan solo en los siete primeros meses de 2019 se expidieron 2.540 certificados de idoneidad por la Organización Médica Colegial para iniciar los trámites para salir de España. Esta cifra supuso un aumento del 20% respecto al año anterior. Motivo principal aludido por los interesados: trabajo, 65,7% de los casos. Se estima que el incremento anual del fenómeno alcanza el 17,6% y continua en alza progresiva. Países de destino más frecuentemente citados son Reino Unido, Francia e Irlanda. Especialidades más frecuentes: Atención Primaria, Anestesia y Pediatría. Por edad: mas frecuente en los jóvenes, pero presente de modo significativo en mayores de cincuenta.

Ejercer en el extranjero siempre ha sido una salida atractiva para los médicos españoles. Pero la crisis ha ido disparando el éxodo desde 2011, y las cifras crecen de forma exponencial cada año. Se contabilizaron 3.525 en 2018, aunque si se consideran los exiliados en los últimos ocho años, la cifra crece hasta 23.500.

Recientemente, esta cuestión ha sido citada con cierta frecuencia en los medios de comunicación, intentando hacer saltar la alarma que debería suponer la falta de facultativos en una sociedad que presume de ser un "estado de bienestar". Es evidente que si el bienestar citado, la salud deseada, los cuidados necesitados, son en su mayor parte consecuencia de una suficiente y adecuada atención médica, la sociedad camina en sentido contrario a lo que debiera ser su luz de guía. Si maltratamos a nuestros cuidadores y, por ello, éstos emigran, ¿quién va a cuidarnos?

En los últimos ocho años el éxodo de médicos se ha elevado hasta 23.500

Son multitud los facultativos recién salidos de la Facultad de Medicina que optan al inicio de su carrera profesional, o pocos años después, por la emigración a los países del entorno. Incluso se habla de que la Junta prepara un plan de retorno.

La falta de estos profesionales afecta a toda España. El Ministerio de Sanidad cifró a principios de año esa carencia en 4.000 profesionales y evidenció que, además, están mal repartidos. Los expertos indican que el problema no radica en el número de profesionales, sino en la calidad del puesto de trabajo y en los incentivos, ya que a menudo lo que se ofrece en otros países es más atractivo que lo que se oferta en España.

Las ofertas de empleo médico en España se multiplican en la prensa especializada, e incluso incide en que, a este respecto, Andalucía es la comunidad peor parada. Según los expertos, en nuestra autonomía han confluido durante casi una década contratos humillantes, turnos agotadores por el recorte de plantillas y una rebaja salarial en torno al 25%, según la Organización Médica Colegial.

Y lo más llamativo de esta realidad, es que esta fuga de 'batas blancas' sucede mientras la sanidad española sufre serios problemas con las plantillas de médicos. Cada vez son más numerosas las noticias que en los medios acusan la falta de médicos para nutrir las necesidades de la sociedad española, máxime en los últimos tiempos en los que la pandemia causada por el coronavirus ha acentuado esa necesidad.

Pero los médicos que optan por emigrar a otros países no solo aducen la cuestión económica y las condiciones de trabajo como causa de su éxodo. Si se les pregunta, argumentan "sentirse maltratados" en nuestra sociedad española. Dicen que la judicialización de la medicina (el miedo a ser denunciados y/o procesado ante cualquier procedimiento con resultado no deseado, aun cuando se ejecute según la lex artis), la progresiva falta de respeto que advierten en el usuario común del servicio de salud, el incremento de agresiones físicas y verbales de que son objeto, sumado a las malas condiciones laborales antes citadas, son las circunstancias que, sumadas a la ya dura y difícil tarea cotidiana del ejercicio profesional, actúan como determinantes de su decisión de éxodo. De hecho, todos afirman que "no quieren irse, pero prefieren este sacrificio en pro de una vida profesional más digna".

Sanidad cifró a principios de año en 4.000 la carencia de profesionales en España

Inclusive, son numerosos los médicos que argumentan una progresiva pérdida de incentivación profesional y vocación secundarias a la penosidad diaria con que sienten que se desarrollan su tarea profesional.

A fuerza de ser sinceros, deben admitirse como causas de este terrible éxodo, las mil y una circunstancias detalladas con anterioridad acerca del penoso desarrollo de la profesión médica en nuestro país. E, ineludiblemente asociada a esta dificultad de desarrollo se halla la imposibilidad de sentir lo más importante en la vida y la motivación de un médico: su fe íntima en la creencia de que el gran esfuerzo personal que está desarrollando se justifica por el ánimo curativo que le mueve, el deseo de llevar al prójimo la salud y el bienestar mediante la aplicación de la ciencia médica.

Marañón afirmaba que la vocación es una "emoción ética". La pregunta actual que nos hacemos es si el desarrollo de la emoción ética descrita por el profesor Marañón es posible en un entorno permanentemente hostil; o si, buscando precisamente un tiempo y forma adecuados al desarrollo de la misma, el médico joven (o menos joven), puede a veces sentirse impelido a hacer las maletas y decir: "Me voy".

Javier Castejón Casado, autor de esta tribuna, es cirujano del Hospital Virgen de las Nieves y profesor de la Facultad de Medicina de Granada. Es autor del libro: Amenaza a la vocación médica.

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