Pálidos y delgados, los detenidos de Gaza vuelven a su hogar gracias al canje de rehenes
HAITHAM IMAD / efe
Olvido de la Rosa
- Diputada socialista en el Congreso

Gaza hoy es un espejo donde se puede mirar la humanidad y reflejar el lado más oscuro del ser humano y también el más esperanzador.

En el lado oscuro del espejo según informa Naciones Unidas son más de 67.000 las personas asesinadas desde el inicio del ataque israelí, entre ellas más de 20.000 niños y niñas han perdido su vida. Más de 160.000 personas heridas, dos millones de personas desplazadas y un territorio devastado casi en su totalidad con hospitales arrasados, centros educativos asolados, sin acceso al agua potable, con los campos esquilmados sin poder sembrar nada y lo que es más duro, usando el hambre como arma de guerra, dejando morir a la población por hambruna, más de 500.000 personas en situación de inanición, y obstaculizando el paso de la ayuda humanitaria que permitiría que esta situación revirtiera. Este desastre tiene un nombre y es Genocidio.

Gaza es hoy un espejo donde el mundo se observa y se mide. Refleja nuestras contradicciones y nuestros miedos, pero también la capacidad de algunos Estados para actuar con decencia política y sentido de humanidad.

Desde el primer momento España decidió no mirar para otro lado y estar en el lado correcto de la historia. Frente a la pasividad de muchos gobiernos, nuestro gobierno dio pasos firmes y valientes con el reconocimiento del Estado de Palestina en 2024, siendo no sólo un gesto simbólico sino una declaración de principios, una reafirmación de que la paz no puede construirse sobre la ocupación ni sobre la negación del otro. España entendió que el primer paso hacia la solución pasaba por reconocer al pueblo palestino como sujeto de derechos, no como víctima perpetua.

A lo largo de 2025, el Gobierno español ha seguido consolidando esta postura con una política exterior coherente con los valores que defiende. Acabamos de aprobar recientemente en el Congreso de los Diputados el Real Decreto Ley 10/2025 de 23 de septiembre, por el que se adoptan medidas urgentes contra el genocidio en Gaza y de apoyo a la población palestina donde se aprueba un embargo permanente de armas a Israel, se prohíbe el tránsito de material bélico por puertos y aeropuertos nacionales, y promueve sanciones individuales contra los responsables de crímenes de guerra. Además, en dicho Real Decreto se aumenta la ayuda humanitaria y la cooperación para Palestina, elevando la contribución española a 150 millones de euros para 2026.

En septiembre, nuestro país promovió junto a Palestina una resolución ante la Asamblea General de la ONU que fue aprobada por una gran mayoría: 149 países exigieron el alto el fuego inmediato, el fin del uso del hambre como arma de guerra y el respeto al Derecho Internacional Humanitario y muchos de estos países se sumaron a la declaración de Palestina como estado casi dos años después de que lo hiciera España.

Quienes acusan a nuestro país de tomar partido olvidan que defender los derechos humanos nunca es parcialidad, es justicia. Condenar los ataques terroristas de Hamás y, al mismo tiempo, denunciar los crímenes del Gobierno israelí no son posturas incompatibles: son dos caras de la misma defensa del valor universal de la vida.

España ha asumido ese papel con responsabilidad, recordando que el liderazgo no se mide por el tamaño del ejército, sino por la coherencia entre los valores que se proclaman y las acciones que se emprenden.

En el lado esperanzador del espejo, hemos visto como, poco a poco, miles de personas en todo el mundo han despertado del aletargamiento y han pedido el fin del genocidio que se ha cometido. Hemos visto a personas valientes como todas las que de una manera u otra han querido apoyar y ayudar al pueblo palestino en muchos formatos y especialmente la Flotilla Global Sumud ha sido la esperanza de millones de personas en todo el mundo ante la inacción de sus gobiernos.

La paz ha empezado nítidamente a verse por fin, con la entrega de los rehenes israelíes y palestinos, pero para que sea real y efectiva tiene que desaparecer el hambre que sufre la población palestina, tiene que permitirse que entre toda la ayuda humanitaria posible para que no sigan muriendo de hambre o enfermedad y que la población palestina pueda recuperar su vida y volver a su tierra lo más pronto posible.

Hoy España demuestra que es posible otra política exterior: una política guiada por la dignidad, la legalidad internacional y la defensa de los derechos humanos. En un mundo donde la neutralidad se confunde con cobardía, nuestro país ha elegido la valentía de la justicia. No habrá seguridad para Israel ni futuro para Palestina sin una solución basada en la coexistencia de dos Estados, dentro de fronteras reconocidas y seguras. Esa es la única alternativa posible a la barbarie y una gran mayoría de españoles tenemos la esperanza puesta en que la primera fase de este plan de paz entre Israel y Hamás propuesto por EEUU llegue a buen puerto y este genocidio acabe porfin.

Como dijo nuestro universal Lorca: El más terrible de los sentimientos es el sentimiento de tener la esperanza muerta. No perdamos la esperanza en la humanidad, en todas las personas que han llenado las calles de miles de ciudades y pueblos para mostrar su rechazo a este genocidio y que seguirán levantando su voz por la paz y mostremos nuestro orgullo por un gobierno, el gobierno de España, que seguirá en el lado correcto de la historia.

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