Alejandro Baena hace grande al Cascamorras en Guadix

La fiesta del Cascamorras, declarada de Interés turístico nacional, ha tocado a su fin en Guadix con muchas sorpresas protagonizadas por Alejandro Baena, profesor de música residente en Baza que encarnó a la perfección el personaje de Juan Pedernal. En una tarde gris y amenazante de lluvia, los accitanos se volcaron con su fiesta y más de 2000 acompañaron a Baena en su carrera por las calles de la ciudad episcopal. Además, muchos de los vecinos prefirieron seguir la carrera desde fuera y fueron sorprendidos en más de una ocasión por el Cascamorras de este año.

Con cinco minutos de retraso, el cohete anunciador de la salida del Cascamorras hizo su explosión y Alejandro Baena, que sustituía a Jesús Samaniego como Cascamorras, comenzó su carrera acompañado por los redobles del clásico tambor que acompaña siempre a esta fiesta. A Baena, que encarnaba al personaje de Juan Pedernal por primera vez, se le vio conocedor absoluto de la fiesta y con ganas de romper el protocolo a cada paso de su recorrido.

La carrera duró una hora y media y contó con la presencia del alcalde, Santiago Pérez, al que hizo bajar del balcón del Ayuntamiento. El Cascamorras comenzó su andadura por la Avenida Buenos Aires, donde aprovechó los pasillos de los lados para refrescarse con el agua procedente de los balcones aledaños. La primera parada fue en el puente del río Verde, donde Baena juró bandera y se escucharon las primeras voces de “Viva la Virgen de la Piedad”, “Viva Guadix”, “Esto sí que es un Cascamorras” y “Bastetano el que no bote eh, eh”.

Posteriormente, subió hacia el paseo de la Catedral rompiendo el itinerario habitual y asustando a más de uno de los accitanos que contemplaban la fiesta desde las afueras. Su paso por la avenida Medina Olmos fue todo un espectáculo, ya que Baena se dirigió a la calle peatonal Tena Sicilia, donde se ubica el pub Babylons, donde aprovechó para tomarse un refresco en la terraza, junto a sus amigos, dueños del pub.

La siguiente sorpresa no se hizo esperar y, a la entrada de la calle Ancha, Baena era esperado en la puerta de la Plaza de Abastos por su tío Manolín Baena, dueño de una conocida relojería, y por su esposa, natural de Baza y que le ha animado a encarnar al personaje. Ambos le esperaban con media docena de pasteles que el Cascamorras degustó como buenamente pudo.

A las siete y cuarto, comenzó una fina lluvia que animó aún más la tarde del Cascamorras que se adentró por las estrechas calles de Tárrago y Mateos, dándose un baño en el caño de Santiago.

Otro de los momentos esperados de la tarde fue la llegada a la plaza de las Palomas, donde se encontraba el alcalde en el balcón consistorial. Tanta fue la insistencia de los cascamorreros con su grito “que baje el alcalde”, que finalmente Santiago Pérez López se vio rodeado completamente de pintura roja y abrazado a Baena.

Tras un paso efímero por la Catedral, Baena tuvo un especial recuerdo a la figura de su maestro de música, el maestro de tantos escolanos ya fallecido, don Carlos Ros. Baena juró bandera en su monumento y le dedicó un “Viva la Virgen de la Piedad”, en un monumento rodeado con bolsas para que no se estropeara.

En la calle Santa María del Buen Aire, el obispo de Guadix, Monseñor Juan García Santa-Cruz recibió con simpatía a Baena e incluso se animó a botar con todos los asistentes que lo animaron: “que bote el Obispo”.

La última emotiva parada antes de la llegada a la Iglesia de San Miguel, tuvo lugar en la estatua del Cascamorras, donde Baena se despidió de los accitanos con un abrazo a la estatua, con la intención de intentar recuperar un año más la Virgen de la Piedad, en una fiesta que cada vez se hace más popular. Baena en la puerta de la Iglesia se dirigió a los asistentes diciendo: “Que la Virgen de la Piedad nos dé salud a todos los que aquí estamos por muchos años”.