La Casa Garach vuelve a la vida 90 años después

Durante décadas, el histórico y ecléctico edificio fue deteriorándose, hasta el punto de que hubo quien intentó demolerlo

A partir de ahora albergará la sede de la Mancomunidad de la Costa.
Rosa Fernández Motril

15 de junio 2015 - 05:01

Cuando los vecinos de Motril pasaban por la Casa Garach, algo se les moría por dentro al ver el deterioro constante de una magnífica construcción que se levantó en 1925 y que estaba a punto de desmoronarse. La emblemática vivienda, de la que tan buenos recuerdos guardaban los que habían asistido a su esplendor, suponía uno de los últimos tesoros arquitectónicos de la ciudad, una localidad que no ha sabido guardar durante muchos años su patrimonio. Este edificio incluso estuvo a punto de demolerse, pero los propios motrileños frenaron esa locura.

Tras su 'salvación' y adquisición en 2000 por parte del ayuntamiento que gobernaba entonces Luis Rubiales pasó a ser propiedad municipal. Ahora tocaba tener claro su destino. Los motrileños hacían apuestas sobre si se caería antes de que se pudiese hacer algo con ella. Mientras los plenos en los que esta casa era el centro de la controversia se sucedían, el edificio acrecentaba su estado de ruina, hasta el punto de que hubo que apuntalarlo y afianzar su estructura, además de colocar vallas alrededor pues suponía incluso un peligro para los viandantes.

Y es que la Casa Garach en el único y mejor exponente del historicismo ecléctico de la ciudad, lo que permitió que se incluyera en el catálogo de edificios protegidos. Desde ese momento, se le asignó el grado 1 de conservación, es decir, que se permite su remodelación para adaptarlo a unas mejores condiciones de seguridad y salubridad, debiéndose conservar obligatoriamente las fachadas, la cubierta y la lógica estructural y formal que tenía en su origen. Una vez catalogado el edificio en la etapa de Carlos Rojas, se garantizaba la protección y estabilidad de los elementos de interés arquitectónico e histórico del mismo. También se procedió a un minucioso desmontaje manual de la cubierta del edificio con lo que se pudo recuperar la teja árabe, se levantaron las carpinterías y pavimentos y se procedió a la demolición manual de la estructura de madera. Asimismo, se llevaron a efecto labores de saneamiento, albañilería, fontanería y carpintería.

Al fin parecía que iba en serio su vuelta a la vida y, según el entonces concejal de Obras Públicas, Francisco Alcaraz, ya era bastante improbable de que se cayera, "a no ser que ocurriera un terremoto", pero su destino seguía siendo una incógnita. Con la crisis, los inversores hicieron mutis por el foro y el sueño de que albergara un hotel o un centro comercial que llegó a expresar el entonces alcalde popular se desvaneció. Había que 'apechugar' desde las instituciones, para lo que era necesaria financiación. Pero, ¿de dónde se iba conseguir el dinero?.

Aunque se habló de que podía albergar el área de Juventud u otros servicios municipales, el INEM o una escuela de hostelería, el equipo de Luisa García Chamorro decidió ceder el edificio a la Mancomunidad de Municipios de la Costa Tropical para que se convirtiera en sede del órgano supramunicipal. Por fin, su salvación definitiva estaba cerca. Las obras comenzaron en 2014 y, aunque estaba previsto que finalizaran en dos años, la inauguración se ha podido realizar esta misma semana.

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