Otívar,un rincón tropical
La granada del siglo XXI
El cultivo de frutas exóticas se ha convertido en el principal motor económico de esta localidad de la Costa interior
Entre Granada y Almuñécar se encuentra uno de los pueblos interiores de la Costa Tropical, que parece que surgió precisamente por su localización, como parada en el tránsito de pescado. Otívar, con más de mil habitantes, se presenta como un lugar tranquilo, en el que a la belleza de sus calles y su arquitectura, le acompaña además un clima agradable y un entorno natural que sirve de marco a su imagen de casas blancas, con macetas que colorean los balcones y ventanas de las fachadas.
Sólo catorce kilómetros lo separan de la playa más cercana, pero además la Sierra de las Cázulas y Almijara, bajo las que se sitúa lo convierten en un lugar ideal para la práctica de deportes de contacto con la naturaleza como el senderismo o el descenso de barrancos.
Aunque en los años cincuenta llegó a tener cerca de cuatro millares de habitantes, la emigración provocó un descenso considerable de la población, que durante el verano vuelve a crecer considerablemente por la vuelta temporal de sus antiguos vecinos.
Los trabajos en la montaña dejaron paso poco a poco el cultivo de productos tropicales, aprovechando un clima casi único en la península que permite la producción de frutas exóticas que han hecho que el nombre del municipio vaya unido al de estos alimentos, además de convertirse en el principal motor económico de la localidad. La fiesta de la Níspola que se celebra en abril en el pueblo es una muestra de como este tipo de cultivos han marcado el desarrollo de Otívar. El objetivo de este tipo de eventos es poner en valor sus productos y atraer a un turismo más gastronómico.
Y es que precisamente el turismo es otra de las fuentes económicas incipientes en la localidad. Si los frutos tropicales copan la mayor parte de las empresas de Otívar, el turismo rural le sigue a la zaga con la apertura de numerosas casas rurales donde los visitantes pueden hospedarse para disfrutar de una amplia oferta de ocio, pasear por el núcleo urbano, aprovechar los recursos naturales e incluso realizar una rápida escapada a la playa, todo ello acompañados de unas gentes hospitalarias. Vecinos que aunque no han descubierto los encantos de su pueblo, porque ya los conocían bien, sí que han ido comprobando que para el que llega de fuera una parada en este pequeño municipio se convierte en un soplo de aire fresco. No obstante desde el Consistorio de la localidad apuntan que serían necesarias más inversiones para potenciar más este sector que no termina de despegar.
Otívar ha logrado conservar su identidad, con un entramado urbano a camino entre la Alpujarra Baja y la Costa, en el que los trazados de calles estrechas y empinadas dejan notar la influencia árabe tan acusada en la zona y en la que las nuevas construcciones no han logrado romper la armonía de una estampa que merece la pena observar. No obstante el paso del tiempo ha ido trayendo cambios al municipio, mejores accesos y servicios, que aunque como en la mayoría de las ocasiones aún pueden mejorarse, han facilitado la vida a los ciudadanos de la localidad.
Los parques y miradores, que hacen las delicias de los turistas que llegan a Otívar, se convierten además en un lugar ideal para sentarse para cualquier otiveño, que no se cansa de observar el lugar en el que le tocó nacer.
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