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Viaje en patera al precio de un crucero por el Mediterráneo: 2.800 euros

  • La Audiencia de Granada juzga a tres hombres por dirigir una expedición de 90 personas "hacinadas" en una embarcación dañada y sin seguridad que fue llevada hasta el Puerto de Motril en 2019

Imagen de los inmigrantes que llegaron al Puerto del Motril el 8 de diciembre de 2019.

Imagen de los inmigrantes que llegaron al Puerto del Motril el 8 de diciembre de 2019. / Efe

En diciembre de 2019, Amadou pagó 2.800 euros para subir a un barco y hacer un viaje que iba a ser el preámbulo de un sueño. El precio de ese trayecto entre Marruecos y la Costa española, en un barco neumático de 8 metros de eslora, con daños, sin chaleco salvavidas y compartido con otras 90 personas "hacinadas", es más caro que cualquier plaza de crucero de lujo por el Mediterráneo; y no solo por el dinero pagado, sino por lo que estaba en juego, que era la propia vida.

La Audiencia Provincial de Granada juzga este mes a tres hombres se nacionalidad senegalesa que viajaron en esa embarcación en diciembre de 2019, y que al parecer eran los encargados de pilotar y de organizar el viaje. Se enfrentan a una petición de pena de 7 años de prisión por un supuesto delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros.

En su escrito de acusación, la propia Fiscalía admite que Maguette D., Mame K. D.  y Rawane Nbegue estagan "en connivencia con otras personas no identificadas" para la organización del "traslado ilegal de 90 ciudadanos de origen subsahariano" desde las cosas marroquíes hasta las españolas. 

Los tres detenidos tras la interceptación de la barca por Salvamento Marítimo, se repartían las tareas: pilotar, organizar y dar órdenes a los pasajeros, y controlar la brújula, único instrumento para orientar la navegación con el que contaban. En definitiva, los tres supuestos implicados eran también pasajeros que se jugaban la vida y que pagaron otro tipo de precio, acordado con esas otras personas no identificadas que forman parte de las mafias dedicadas al traslado ilegal de personas. 

Los tres tripulantes fueron detenidos tres días después de que la barca fuera trasladada hasta el Puerto de Motril (Granada) el pasado 8 de diciembre. Desde el día 12 del mismo mes, por orden judicial, permanecen en prisión provisional a la espera de juicio, previsto para este 14 de septiembre en la Sección Primera de la Audiencia de Granada. 

Los otros 87 pasajeros de la expedición, entre los que había 13 mujeres, eran de origen subsahariano (Mali, Guinea, Costa de Marfil y Senegal) y subieron a la embarcación neumática tras permanecer escondidos durante varios días en las montañas cercanas a la zona costera de Marruecos, para ser trasladados posteriormente a la patera momentos antes de zarpar. 

El relato de la Fiscalía especifica que la embarcación neumática donde los viajeros iban "hacinados" y carecían de salvavidas suficientes, tenía una vía de agua porque estaba dañada en la parte inferior. Carecía de sistema de aviso de emergencia y llevaba entre 7 y 9 garrafas de combustible en su interior. "El viaje comportó un grave riesgo para la vida de sus ocupantes".

También describe el escrito de acusación los episodios de "pánico" vividos entre los pasajeros durante el trayecto por mar.  Salvamento Marítimo localizó la embarcación neumática en aguas de Alborán unas horas después, así que todas las personas fueron trasladadas al Puerto de Motril.

Tras la sospecha de que junto a estas personas viajaban otras que formaban parte de organizaciones criminales dedicadas a obtener beneficios con la inmigración ilegal, agentes especializados en la materia pertenecientes a la Unidad contra las Redes de Inmigración Ilegal y Falsedades Documentales (UCRIF) iniciaron una investigación para descubrir quiénes eran los miembros de estas redes organizadas y entrevistaron a quienes iban en la patera. Esto permitió identificar a los tres supuestos tripulantes y hasta se pudo establecer el precio material del viaje: 2.800 euros que abonó uno de los inmigrantes, identificado en esta información con el nombre común de Amadou, para no ser reconocido por aquellos cuyo negocio está en juego y lo gestionan desde tierra firme.  

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