Semana Santa

Kilates de Pasión

  • La Semana Santa no sólo genera turismo sino que tiene detrás una industria que genera empleo y riqueza.

LA Semana Santa no sólo genera turismo en las ciudades sino que también tiene una importante industria detrás que genera puestos de trabajo e ingresos económicos importantes. Artesanos, imagineros, escultores, tallistas, doradores, bordadores, floristas, orfebres, músicos... profesionales para los que la Semana de Pasión no es sólo devoción sino un trabajo, un medio de vida y una fuente de ingresos.

En Granada hay profesionales y talleres de casi todas las profesiones vinculadas con las cofradías. Una de ellas es el dorado para los pasos. En este caso sólo hay un taller de dorado en Granada que está especializado en Semana Santa, el de Cecilio Reyes en la zona de la Carretera de la Sierra. Cecilio tiene 53 años y a los 8 comenzó a trabajar. Su primer oficio era tallista de elementos decorativos como consolas, marcos, cornucopias. Pero le llegó la oportunidad de restaurar el paso del Señor de la Amargura de la hermandad del Vía Crucis, hace ya unos 20 años, y fue el inicio de una larga trayectoria dentro de la Semana Santa. A partir de ahí incluye también el dorado de los pasos.

"De ahí me vino el dorado del paso de la Sentencia y ya fue un no parar. Ahora está la cosa más relajada con la crisis y porque ya hay muchas hermandades que tienen terminados sus pasos y no se necesitan ya grandes obras", explica Reyes. En esos buenos tiempos se trabajaba en el taller hasta en seis o siete pasos a la vez.

En el taller y en esta familia -su mujer, Encarni Rodríguez también trabaja con él- es Semana Santa todo el año. "Nuestras vacaciones son ahora, en Semana Santa, porque los trabajos se paran y están en las calles". Pero después vuelta a la rutina y a seguir completando piezas y encargos para que puedan salir el año que viene. Su jornada es de diez horas que cuando se acerca la Semana Santa pasan hasta las 14 o 15 horas diarias para poder sacar el trabajo adelante y cumplir con los plazos de entrega a las hermandades.

Encarni aprendió el oficio del dorado tras casarse con Cecilio y ahora él asegura que incluso lo hace mejor. En los tiempos de más trabajo había más empleados pero ahora están los dos solos. Y forman un buen equipo. Él se encarga de la talla y tratamiento de las obras antes y después del dorado y ella del dorado en sí, de poner las cientos de láminas de pan de oro que lleva un paso. Un trabajo minucioso y monótono pero "muy satisfactorio" por poder ver pasos completos que han salido de sus manos. "Es muy monótono pero cuando los ves en la calle impresiona. Es una satisfacción ver lo que has hecho y el resultado final ya con las imágenes y todo", apunta Encarni.

En la capital, han trabajado para el Vía Crucis, Sentencia, Lanzada, Favores, Despojado, Rosario, Borriquilla, Estudiantes, Escolapios y Ferroviarios. También tienen obras en Úbeda, Baeza, Linares y Antequera.

Para este año, estrenan en la capital el frontal del respiradero de la Borriquilla y dos virtudes para el paso del Despojado.

Lo importante en este trabajo es el tiempo, el horario y el meteorológico. Primero está el tiempo que se tarda en hacer un paso y dorarlo totalmente y después la necesidad de que haga buen tiempo cuando los pasos salgan a la calle para que no se mojen y el dorado se vea afectado por el agua. De hecho, es una de las cuestiones que cada Semana Santa tienen que explicar a las cofradías, el cuidado de los pasos. "Hay que manipular el paso al montarlo con guantes para que no te lleves el dorado ni se le quite el brillo. En Semana Santa, si llueve y se moja, lo mejor es dejarlo sin secarlo ni tocarlo porque le quitas el oro. Si hay opción de taparlo, hay que hacerlo con un plástico grande pero lo importante es que no toque el paso con las levantás y al ir avanzando, así que lo mejor es que por fuera se sujete el plástico estirando de las esquinas para que no caiga sobre el paso", recomienda. Porque el oro no tiene ningún elemento protector y puede perderse.

El proceso es laborioso pero el resultado es impresionante. Lo primero que hay que hacer es la talla, después tratar la madera y por último dorar poniendo poco a poco las láminas de oro con ayuda de un pincel y agua y después bruñiendo todo el paso con una pequeña piedra. "Como son tan grandes los pasos no cunde. Te tiras horas y parece que estás igual", aseguran. Después viene también el trabajo de policromado de algunas piezas.

Para el dorado, la materia prima es el oro pero en láminas tan finas que si se tocan con las manos y se frota se desvanece, se elimina cualquier rastro.

"El oro viene de Italia y hay varios tipos", explican. De ahí que en la actualidad también con la crisis y la competencia que hay aseguren que hay talleres de otras provincias que utilizan oro de menos calidad que a la larga tiene sus consecuencias.

Dentro del oro se mide por kilates (los hay de 22, 23, 23 3/4 y 24) y por gramaje (14, 16, 18 y 20). En el taller de Cecilio Reyes utilizan el de 23 3/4 y 18 o 20 kilates, el más caro. "Pero el resultado se ve a simple vista y es el brillo y el tono que alcanza". Y eso, lamentan, no se está dando en otros sitios. "Nos fiamos en muchas ocasiones en nombres y lugares y no valoramos lo que tenemos aquí", reclaman.

El precio de un paso dorado es incalculable precisamente por el material, el oro, y su precio cambiante, por lo que se suele ir actualizando el presupuesto y adaptando al momento de la compra de los libros de oro. Para terminarlo, pueden pasar como mínimo dos años y si hay que hacer antes la talla, el doble del tiempo.

En definitiva, un trabajo minucioso y lento pero de los más gratificantes de todos los oficios de la Semana Santa.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios