El secreto de la restauración: las dos lágrimas perdidas de la Virgen del Amor y del Trabajo
La Hermandad de los Ferroviarios aportó documentación fotográfica del archivo de la corporación, que revelaba “la existencia de dos lágrimas y el añadido de una de las que tenía” la Sagrada Imagen en el rostro
Así ha quedado Nuestra Señora del Amor y del Trabajo tras su restauración
Durante el proceso de la reciente restauración a la Sagrada Imagen de Nuestra Señora del Amor y del Trabajo, los expertos conservadores han descubierto un detalle sobre la historia de la dolorosa: unas lágrimas. En concreto dos, que habían sido eliminadas en intervenciones anteriores. El hallazgo, conseguido durante el minucioso tratamiento de las policromías del rostro, ha permitido devolver a la imagen una autenticidad histórica que se creía perdida.
Una vez que los restauradores fueron conscientes de esta realidad, lo comunicaron a algunos representantes de la Hermandad de los Ferroviarios. Éstos aportaron "documentación fotográfica antigua que corroboró la existencia de estas dos lágrimas y el añadido de una de las que tenía". Ante la evidencia histórica, se tomó la "decisión de recuperar las dos perdidas y eliminar la añadida", logrando así una "distribución más equilibrada de las lágrimas en el rostro" y devolviendo a la imagen su expresión original. La intervención también incluyó el refuerzo estructural de la pieza y la reintegración de color en las policromías, pero el resurgir de estas lágrimas se erige como el elemento más significativo de todo el proceso, tal y como ha confirmado la Hermandad a través de un comunicado oficial facilitado a los medios de comunicación.
Una dolorosa ‘genuinamente granadina’
La advocación de Amor y Trabajo es un concepto relativamente reciente dentro de la iconografía religiosa, surgiendo a mediados del siglo XX con la fundación de la actual Hermandad de los Ferroviarios. Este apelativo está intrínsecamente ligado al origen gremial de la hermandad, identificando a la Santísima Virgen como Patrona del Trabajo y, específicamente, de los trabajadores del ferrocarril.
No obstante, la Sagrada Imagen que actualmente ostenta esta titularidad posee una historia mucho más antigua. Los primeros registros históricos de la misma datan de 1770, apenas un año después de finalizar la decoración del retablo mayor y las capillas laterales de la ermita del Barrio de San Lázaro. Fue en esa fecha cuando la imagen llegó a este santuario para comenzar a recibir culto bajo la advocación de 'Nuestra Señora de los Dolores'. Las crónicas de la época atestiguan una "excepcional acogida" por parte de los vecinos del barrio, cuya profunda devoción llevó a la construcción de un camarín para la ‘Virgen de los Dolores’ en el año 1800. Esta pequeña capilla, ubicada en el mismo lugar donde la Virgen es venerada hoy en día, sobresalía de la estructura original de la ermita. Lamentablemente, dicho camarín fue desmantelado durante la reforma de la ermita llevada a cabo en 1914, con motivo de la llegada de las Madres Trinitarias.
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