El nuevo libro de Manuel Titos es una biografía del padre Ferrer, figura clave de Sierra Nevada

"Muchos montañeros le deben al padre Ferrer su afición por Sierra Nevada"

  • Un libro cuenta la biografía del jesuita nacido en El Padul hace 100 años y fallecido en Málaga en 2009

  • Además de contar con la amistad de los reyes Balduino y Fabiola, dedicó su vida a la formación de la juventud

Si hay una investigación y la hace Manuel Titos, la fiabilidad está asegurada

Si hay una investigación y la hace Manuel Titos, la fiabilidad está asegurada / R. Travesí

Manuel Titos, catedrático de Historia Contemporánea de la de la Universidad de Granada, ha publicado un libro sobre el Padre Ferrer con motivo de cumplirse ahora los cien años de su nacimiento. Manuel Ferrer nació en Padul el 4 de diciembre de 1920 y murió en Málaga en 2009.

Titos escribe en el libro una biografía del jesuita y recoge testimonios de personas que tuvieron mucha relación con él. El padre Ferrer es clave a la hora de entender Sierra Nevada. Además de contar con la amistad de los reyes Balduino y Fabiola, dedicó gran parte de su vida a la formación de la juventud. Si hay una investigación y la hace Manuel Titos, la fiabilidad está asegurada.

–En pocas palabras… ¿quién fue el padre Ferrer?

–Uno de esos hombres que con sus actos justifican su paso por este mundo, de los que devuelven incrementados los talentos que recibieron. Fue un jesuita que hubiera cumplido ahora cien años y que, aparte del tiempo que dedicó a su propia preparación sacerdotal, invirtió veinte años en la formación de la juventud a través de las congregaciones de los Estanislaos y los Luises, otros veinte a vida parroquial en Almería y en Granada y otros tantos a escribir sobre Sierra Nevada, que estuvo estudiando y recorriendo durante toda su vida.

–Cuándo y cómo lo conoció usted.

–En realidad, tarde. A principios de los noventa escribí mi primer libro sobre Sierra Nevada y me pareció prudente contar con su opinión antes de publicarlo. Se estableció entonces una relación tardía que fraguó pronto en una amistad sincera y un afecto profundo, que nos convirtió en amigos, colaboradores y confidentes. Sin embargo, he tenido muy pocas oportunidades de caminar por la Sierra con él.

–Se dice que fue muy amigo del rey Balduino de Bélgica.

–Y es cierto. Con el rey de los belgas estuvo varias veces en Trevélez, incluso almorzando en un bar del pueblo. En una ocasión les acompañó la reina Fabiola para hacer un recorrido por el collado del Guarda hasta cerca de la piedra de los Papos. Otras veces subieron por el río Lanjarón, Güéjar Sierra, los Lavaderos de la Reina o la sierra de las Albuñuelas. Una de las pocas veces que el padre Ferrer se prodigó en la prensa fue con una necrológica muy emotiva que publicó cuando Balduino falleció en Motril.

–Su libro de Sierra Nevada… ¿es de lo que deberían tener todos los granadinos?

–Es de los libros que marcan un hito. Jamás se había juntado tanta gente para escribir sobre Sierra Nevada, desde todos los puntos de vista posibles y nunca se había hecho en Granada un esfuerzo editorial tan extraordinario. Desde luego sigue siendo una de las joyas indiscutibles de la literatura de montaña a pesar de que está a punto de cumplir medio siglo.

–Al padre Ferrer se le ha llamado alguna vez el maestro de los montañeros.

–A través de los Estanislaos y del Centro Intercolegial desarrolló un proyecto educativo que pretendía fomentar el carácter y la personalidad de los jóvenes mediante el esfuerzo, el compañerismo y la cooperación y para esos objetivos el montañismo en general y Sierra Nevada en particular eran un método infalible. Bajo su influencia se formaron miles de jóvenes en los años cincuenta y sesenta que luego han mantenido su vocación serrana y han trasladado aquellos valores al entorno personal y familiar en el que cada uno se ha desarrollado.

–El libro que se ha publicado es con motivo del centenario de su nacimiento. ¿Cómo se le ocurrió la idea?

–Había escrito pequeñas cosas sobre él y quería hacer algo más amplio al acercarse esa fecha tan simbólica, pero otras urgencias siempre se anteponían. El confinamiento a partir de marzo me dio el pretexto y la oportunidad de ponerme manos a la obra. Yo tenía bastantes datos, pero ha sido necesario mantener muchas entrevistas y consultar mucha documentación. Al final, gracias al esfuerzo de Comares y a la colaboración del Ayuntamiento de Padul y de la Diputación Provincial el libro ha llegado a tiempo. En lo que a mi se refiere, se puede decir que es el resultado positivo del confinamiento.

–¿Quiénes participan en él?

–En la parte final del libro he incorporado el testimonio de trece personas que se formaron directamente con él y a quien reconocen su herencia. Cuatro de ellos son catedráticos de diferentes materias, uno ha sido rector, y los hay geólogos, maestros, arquitectos, ingenieros, médicos y abogados. Varios han intervenido activamente en la vida política. Pero el elenco es muy amplio.

–¿Tiene pensado algún homenaje al padre Ferrer cuando acabe esta pandemia?

–Queremos hacer una presentación del libro en Padul, su pueblo natal, y en Granada, una exposición con sus libros, fotos y dibujos, algunas mesas redondas sobre su figura, la restauración de algún sendero que lleva su nombre, excursiones con colegiales… Contamos con la colaboración de la Federación Andaluza de Montañismo y del Parque Natural y Nacional Sierra Nevada, que va a publicar su almanaque anual con imágenes suyas, pero en este momento en el que reina una incertidumbre tan grande no podemos aventurar hasta donde podremos llegar.

El padre Ferrer con su libro sobre Sierra Nevada. El padre Ferrer con su libro sobre Sierra Nevada.

El padre Ferrer con su libro sobre Sierra Nevada. / Antonio Castillo

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