Ojo, a los espoiler, si hay quienes se tomen bien en serio Los Simpson.

Homer Simpson ha descubierto la paella valenciana. Y lo hace con toda seriedad, intentado cuidar sus ingredientes como si fuera un chef en la Albufera. Tuesta las hebras de azafrán, lo que sorprende a su familia porque el patriarca de los amarillos es capaz de freír cualquier cosa.

La temporada 34 de Los Simpson se estrenó esta semana en Disney + y se irán incorporando los episodios que se estrenan en abierto en Estados Unidos en su casa de siempre, la cadena Fox. No hay ficción animada que se acerque a los registros de longevidad de Los Simpson, que han alcanzado 736 entregas. La plataforma de Disney es el único servicio en streaming que tiene todos los capítulos de la venerada serie.

En esta andadura Homer arranca con vocación española. Ya en otras ocasiones ha habido alusiones a las paellas y también a las tapas y aunque en el doblaje español Lisa estaba encantada con la receta vasca de la humilde sopa de purrusalda (en el memorable episodio de Hank Scorpio, temporada 8, Sólo se muda dos veces) en la versión original la pequeña vegetariana sólo habla de "apio".

La paella animada de Springfield es de las que va a irritar a los defensores puristas del plato, Homer le echa mejillones, guisantes... tiene más vinculación al "arroz con cosas" del que se lamentan los que entienden que con el nombre de paella se perpetran muchas afrentas contra la gastronomía levantina. Pero en este caso, con sus libertades culinarias, la promoción de la paella viene bien y demuestra además que la gastronomía española está en el punto de mira en Estados Unidos, al menos entre los comensales más exigentes. Pero atentos, que Homer le va a agregar además el ingrediente maldito.

Es tal la veneración de Homer por la paella que cuando se pone a prepararla se enfunda el delantal reglamentario del plato con la pirámide de su elaboración:

Homer y su delantal de la paella

La base es el arroz, en la siguiente escala está el tomate y el marisco, y en el siguiente escalón, el pollo que es uno de los animales favoritos del padre de Bart. Rematando la pirámide, el ojo divino, tal como aparece en el reverso de los dólares. Ese delantal puede convertirse en un icono pop a poco que lo repliquen las firmas de camisetas divertidas.

Con esta refinada afición a las paellas Homer se convierte en un imán para reunir a amistades. En uno de esos foros habrá curiosidad por el misterio de una tortuga, que da el nombre al capítulo Habeas Totuga. Pero, ay, de nuevo chirriará para el espectador español una de las frases. A un personaje el plato tan bien preparado le hará sentir que "está en Barcelona", la ciudad española más conocida en todo el mundo. Esperemos que esa evocación no sea por un arroz precocinado en alguna terraza de Las Ramblas.

Ese capítulo tan paellero concluye a modo de chef de Instagram. Un chef televisivo a lo Karlos Arguiñano, detallando confidente a sus seguidores cómo hace su plato favorito: "la paella reunión conspirativa", la comida ideal para una reunión de conspiradores sobre ovnis o el nuevo orden mundial. Y, lo lamentamos, esto va a doler en España. Homer le echa chorizo a su paella, "chorizo de cerdos escolarizados en casa". Simpson deja margen para agregar insectos o "cualquier pequeño mamífero que vaya bien con el arroz de Calasparra". El capítulo termina desvariando con el típico humor absurdo de Los Simpson. Aunque Homer agregue chorizo como Jamie Oliver no se lo debemos tomar en serio. Pero habrá que aceptar que en el extranjero la adaptación de la paella  está tomando giros imprevistos y que el chorizo está instalado en la receta fuera de España.