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Los secretos del Carmen Blanco: Las intrigantes galerías bajo el palacio sueño de un artista

  • El famoso pintor Rodríguez-Acosta construyó su magnífica obra arquitectónica sobre cientos de años de historia

Los secretos del Carmen Blanco: Las intrigantes galerías bajo el palacio sueño de un artista

Los secretos del Carmen Blanco: Las intrigantes galerías bajo el palacio sueño de un artista

Está bajo nuestros pies. Bajo el relieve de la Cantoría, copia de un original de Donatello, y tras una antigua columnata reutilizada, se halla la entrada a una galería subterránea, una red de túneles y pasadizos. Un entramado de casi 400 metros de cavernosos pasillos en los que existen detalles clasicistas que delatan que su descubridor y dueño era artista. El creador y potentado granadino, José María Rodríguez-Acosta, creó una extensión subterránea de la obra de arte que se erige justo encima.

Las raíces entrelazadas que conforman esta galería en las profundidades de la colina del Mauror, donde está ubicado desde principios del siglo XX una de las maravillas arquitectónicas de Granada, el Carmen de Rodríguez-Acosta o el Carmen blanco, como también se le denomina, ya pueden volver a visitarse.

Pero, de dónde vienen estos pasadizos que lanzan misterio desde sus múltiples columnas (231) y pasillos. Fue en 1916, fecha en la que el pintor comenzara la construcción de su sueño blanco palaciego, cuando descubrió que bajo esa colina adquirida un año antes existían cientos de metros plagados de misterio y de historia y, como desveló hace años el sobrino del creador, Miguel Rodríguez-Acosta, en lugar de decidir cegarlos, los preservó. Y no solamente eso, también bajó ahí su genio y su estilo.

Entramado de túneles con distintos niveles Entramado de túneles con distintos niveles

Entramado de túneles con distintos niveles

Desde la Fundación Rodríguez-Acosta, bajo control de la Junta de Andalucía desde 2018, se ha mantenido su creencia de que este laberinto procede de época romana, “en la línea de las investigaciones de García Pulido, que defiende que muchos de estos pasadizos tienen relación con las explotaciones mineras auríferas”, citaba un reportaje de Granada Hoy cuando el Carmen fue reabierto tras otra de sus rehabilitaciones. Pero nada como la historia para reutilizar: las cuevas se usaron en época musulmana como almacén y, en tiempos de guerra, como es lógico, también como refugio y escondite.

De hecho, existen multitud de especulaciones, leyendas y salseos de la época nacidos para darle sentido al uso que pudiera hacer el artista con sus galerías, alimentados además porque en entramado tiene cuatro puertas de salida e incluso existen otras vías de desembocadura desconocida que engordan el misterio de estas grutas.

Pasadizos bajo el Carmen Blanco Pasadizos bajo el Carmen Blanco

Pasadizos bajo el Carmen Blanco

Atravesando los angostos pasillos, de un metro de ancho, se sorprende le visitante cuando encuentra las columnas, relieves y estatuas con las que Rodríguez-Acosta decoró su lóbrego subsuelo. Además, todo este exótico sótano está encalado para preservar tantos los elementos decorativos como las paredes de la alta humedad que reina ahí abajo. Este laberinto de luces bajas pone en evidencia, por otro lado, la compleja cimentación del jardín y del edificio principal.

En la actualidad es prácticamente imposible distinguir qué partes de la trama de pasadizos son originales y cuáles obra del pintor, que realizó ampliaciones de la misma. En cualquier caso, el entorno ya es un simbionte fruto de los años, los misterios y la impronta Rodríguez-Acosta pegada a sus paredes. Tan solo podrían despegarse los siglos de estos pasadizos si se realizara una pormenorizada y exhaustiva investigación que quizás, también arrancara parte de la magia que subyace bajo el carmen más artístico de la ciudad.

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