El verano en los municipios de Granada está lleno de eventos y tradiciones que se celebran todos los años (a excepción de estos últimos años de pandemia). Uno que se celebra al principio del mes de agosto es el de la Romería de la Virgen de las Nieves en Monachil.

Se trata de la romería más alta del país, pues la procesión llega en su punto más alto a superar los 3.200 metros. Este año han contado con más de 400 peregrinos que se han acercado de todos los puntos de la península para acompañar a la procesión en su camino.

La historia que envuelve esta tradición se remonta al siglo dieciocho. El 5 de agosto de 1717 Martín de Mérida y Arévalo, beneficiado del pueblo alpujarreño de Válor, junto a su asistente Marín de Soto, se encontraban de camino a Granada a través de la Sierra. A mitad de camino en el collado del Veleta, les sorprendió un desplazamiento de nieve. Ambos quedaron sepultados. Así pasaron la noche, a bajas temperaturas, enterrados y al borde de la muerte.

Entonces, según cuenta la leyenda, el propio clérigo pidió auxilio divino, encomendándose a la Virgen de las Nieves. Sus ruegos fueros escuchados y pronto dejaron de estar bajo la nieve y puestos a salvo. Cuando miraron la blanca nieve que ya estaba bajos sus pies, esta resplandecía y la rodeaba una luz celestial. Frente a ellos se encontraba la Virgen de la Nieves, sonriendo y mirando a ambos seres terrenales.

Se encargó realizar varias ermitas antes de las esculturas

Al año de este milagro Martín de Mérida construyó una ermita en el lugar que pasó a llamarse Tajos de la Virgen. Como no se podía acceder la mayor parte del año debido a las nevadas, se decidió construir una nueva en la zona de Prados de Borreguil, en 1724. Esta fue destruida y se levantó una tercera y última ermita en 1745 en el Picón del Savial, conocida actualmente como la Ermita Vieja. La Virgen de las Nieves se convirtió patrona de varios municipios de la sierra.

Ya en 1953 se propuso colocar una estatua de la Virgen de las Nieves en lo alto del Veleta. Francisco López de Burgos fue el encargado de realizar dicha obra. No sería hasta 1960 que el Grupo Universitario de Montaña lo trasladase hasta lo más alto del Veleta.

Ese mismo año se encargo al autor otra escultura de la Virgen pero esta vez de un metro de alto. Fue realizada con piedra artificial y colocada en el Picacho del Veleta pero la dureza del tiempo acabó deteriorándola. En 1962 comenzó a realizar otra pero esta vez de aluminio, haciéndola mucho más resistente. Fue colocada sobre un arco de piedra en 1968, año que en el que se finalizó su construcción.