El granadino que fundó Buenos Aires persiguiendo la leyenda del imperio del 'Rey Blanco'

En esta aventura de múltiples capítulos accidentados el conquistador empeñó sus bienes, salud y vida, para lo que se consideró una expedición fracasada

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El granadino fundó la ciudad argentina tras pasar su juventud viajando con Carlos V.
El granadino fundó la ciudad argentina tras pasar su juventud viajando con Carlos V.

Gentilhombre de cámara, caballero de la Orden de Santiago, adelantado, gobernador y capitán general del Río de la Plata, fundador de Buenos Aires o, como también se le conoce, Pedro de Mendoza y Luján.

Granadino, nacido en Guadix en 1499, fundó una de las ciudades más importantes del mundo, la capital de Argentina, en un camino que se podría contar en una película de aventuras, no exento de baches y contratiempos.

Pero, cómo llegó este accitano a embarcarse allende los mares para buscar un territorio desconocido. La respuesta es la misma que para muchas otras cuestiones en lo que a conquistadores se refiere: fantasías que alimentan la ambición.

Pedro de Mendoza no tuvo bastante con pasar más de media viajando por Europa con Carlos V que, cuando ya sobrepasaba los 35 años, decidió marchar a América tras las leyendas de riquezas y tesoros de la tierra del 'Rey Blanco' y azuzado por la "codicia de la plata", como explica la Real Academia de la Historia.

Una aventura accidentada

En esta aventura de múltiples capítulos, muchos de ellos accidentados, sin hacer spoiler, el granadino empeñó todo: sus bienes, salud y vida, para lo que, en su tiempo, se creyó una expedición fracasada. Años más tarde, la historia dio la razón a Mendoza. Eso sí, después de que otro español refundara la ciudad tras ser destruida en 1541. A partir de 1580, Buenos Aires se "convertiría en una enorme ciudad hispanoamericana".

Conociendo, grosso modo, el desenlace, la inquietud gira hacia el comienzo de esta historia y los detalles de su desarrollo. Según la Real Academia, de la vida de Pedro de Mendoza en Guadix se conoce poco, salvo los pocos bienes que poseía, apenas unas"casas, una viña y una heredad llamada Valldemanzano". Sí es importante el nombre del accitano que administraba sus tierras, Francisco Ruiz Galán.

Pedro de Mendoza pasó más de media viajando junto a Carlos V, en cuya corte ingresó después de 1517, donde a base de años y viajes fue escalando en posición. Con el Emperador conoció Inglaterra, Italia, Alemania y Austria y, ya de vuelta en España, tras una visita a Guadix, llegó la idea de marchar hacia el Río de la Plata.

"Se preparó en secreto una expedición, que pronto trascendió, dirigida a la conquista del citado territorio, sumido en aureola de grandes riquezas, en base a leyendas como la del “Rey Blanco” (vestido de plata) o la de la “Sierra de la Plata”, explica la Real Academia.

Tras una leyenda de riquezas y tesoros

Así pues Pedro de Mendoza firmó con Carlos V unas Capitulaciones en 1534 que supondrían el primer paso adelante de la expedición. Eso sí, la apuesta era totalmente del granadino quien tendría que correr con todos los gastos y, a cambio, fue nombrado "primer adelantado, gobernador y capitán general del Río de la Plata", tenía la obligación de "fundar tres ciudades, con sus regidores nombrados por anticipado, y llegar a las tierras del “Rey Blanco”.

Así, tras una leyenda de tesoros, de Mendoza partió de Sanlúcar de Barrameda en 24 de agosto de 1535 con trece barcos y la nao capitana, donde iba él mismo, La Magdalena, a la cabeza. Según Real Academia, no hay consenso en cuanto al número exacto de expedicionarios que conformaban el equipo, aunque parece que viajaron entre 1.500 y 2.000 hombres.

Monumento a Mendoza en Buenos Aires,  que representa al accitano en bronce y, tras de él, un bajorrelieve en muro con la figura de un indígena.
Monumento a Mendoza en Buenos Aires, que representa al accitano en bronce y, tras de él, un bajorrelieve en muro con la figura de un indígena.

Entre los expedicionarios 'eminentes' había múltiples nombres nobles de España aunque, para aligerar un poco esta historia tan solo mencionaremos a los más relevantes para comprender el periplo. Diego de Mendoza, hermano del protagonista y Almirante de la Armada española, Pedro Ruiz Galán el mencionado íntimo amigo accitano y administrador de sus bienes en Guadix y el alguacil mayor y mayordomo Juan de Ayolas.

Condena a muerte, a puñaladas

El viaje fue accidentado, donde se produjo hasta una condena a muerte, a puñaladas, al maestre de campo Juan Osorio a quien, previamente, Ayolas denunció por conspirar contra Mendoza.

Sucesos a parte, la salud decidió abandonar al granadino durante la travesía, que sufría de sífilis, llamada entonces “mal gálico”, lo que tenía sus fuerzas y capacidades muy mermadas de cara a explorar sobre el terreno. Esto explica que "Mendoza mandase en avanzada, desde Río de Janeiro, a su hermano, el almirante Diego, hasta el Río de la Plata" y que, "el grueso de la expedición" se reuniera con Diego "en la isla de San Gabriel, en el estuario del Plata".

Allí, a la orilla meridional y cerca de la Boca del Riachuelo, fue donde el accitano fundó la ciudad de Nuestra Señora Santa María del Buen Aire, al parecer el día 3 de febrero de 1536, indica la entidad histórica nacional. También avisa de que "se descarta la simpleza interpretativa que tuvo la leyenda de “¡qué buenos aires son los de este suelo!” (lo dice, por ejemplo, Ruy Díaz de Guzmán, 1612), mientras que se sabe, con certeza, que se puso el nombre por la devoción marinera a la Virgen María de los Buenos Vientos, cuya pintura se exhibía en la Casa de Contratación de Sevilla".

Anales de las penurias históricas

Lo que sigue a esta conquista se encuentra en los anales de las penurias históricas. De Mendoza y sus acompañantes pasaron hambre y otras privaciones y sufrieron las hostilidades de las tribus querandíes, originales de la zona. No obstante fue la falta de alimentos lo que mermó el espíritu del expedicionario granadino que, tras enviar varias comitivas a otras zonas en busca de víveres, dicha aventura tan solo se zanjó con la muerte de Diego y de uno de sus sobrinos.

Después de eso llegó 'la puntilla': los indios pusieron cerco a Buenos Aires donde el hambre llegó a provocar casos de antropofagia, canivalismo. "Mendoza, abatido por tanto contratiempo, con la pérdida de sus seres queridos, pensó en el regreso a España y ya tenía una carabela dispuesta cuando regresó Ayolas a Buenos Aires con dos importantes noticias: que habían encontrado abundantes víveres y hecho amistad con tribus indias".

Ante esta 'avalancha' de desacostumbradas buenas noticias, el de Guadix decidió posponer su regreso y decidió ir a visitar aquellas nunevas tierras de Ayolas. En esa nueva expedición por las aguas del Paraná, Mendoza perdió a unos 200 hombres (la mitad) por enfermedades o hambre aunque, no obstante, "antes de regresar a Buenos Aires fundó el fuerte que llamó de Buena Esperanza".

El imperio del Rey Blanco

Aquella serie de catastróficas desdichas no lograron desinflar la idea fantástica de encontrar el imperio del Rey Blanco, "que eran el objetivo más aparente de su empresa, la codicia de la plata", por lo que envió a Ayolas, una vez más, en su búsqueda. Mientras, Mendoza, decidió el regreso a Buenos Aires, aunque su estancia, finalmente, no se dilató.

"Quedó Mendoza en Buenos Aires con sensación de abandono o aislamiento y agravado más en su enfermedad", por lo que decidió volver a España definitivamente, no sin antes dejar la nueva tierra en manos de Ayolas a quien nombró capitán general y teniente de gobernador, no sólo de Buenos Aires, sino también de Corpus Christi, y de su buen amigo Ruiz Galán, que quedó como gobernador de Buena Esperanza.

Un monumento al granadino en Buenos Aires

Efectivamente, ese viaje fue definitivo para Mendoza quien murió a causa de su enfermedad durante el viaje y su cuerpo fue arrojado al mar en el trayecto. Si bien es cierto que, como se adelantó al principio, su expedición fue tomada por un fracaso y la ciudad quedara destruida en 1541, aún en la capital de Argentina se guarda un recuerdo del conquistador granadino, el Monumento a Pedro de Mendoza ubicada en el Parque de Lezama, en el popular barrio de San Telmo.

El monumento, que representa al accitano en bronce y, tras de él, un bajorrelieve en muro con la figura de un indígena, fue inaugurado el 23 de junio de 1937, en el cuadringentésimo aniversario de la muerte del granadino. El homenaje, obra de Juan Carlos Oliva Navarro, está formado también por una fuente cuadrada con dos chorros que simbolizan el río Guadalquivir y el Río de la Plata, donde tuvo comienzo y fin la expedición.

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