El pueblo de Granada que parece sacado de un cuento de Navidad: nieve de fondo, chimeneas y luces

Al fondo una Sierra Nevada blanca y brillante, por sus calles estrechas y blancas el viento helado de la montaña y el barranco del Poqueira se cuela entre las luces de navidad, adornos y de fondo, el repiqueteo de algunos villancicos que suenan desde los bares y las casas con chimenea encendida para combatir la temperatura invernal de la que disfruta Bubión en Navidad y, además, un ambiente festivo que se instala por cada rincón.

El pueblo 'slow' de la Alpujarra parece sacado de un cuento navideño: casas de tejados planos, calles serpenteantes que miran directamente a la apabullante naturaleza, tiendas y bares tradicionales y en ocasiones, incluso nieve.

Las tradiciones se viven con intensidad

Así como sus compañeros de comarca más conocidos, Capileira y Pampaneira, Bubión es uno de los pueblos preferidos de la Alpujarra para una escapada navideña. Desde su Ayuntamiento, de hecho, animan a visitarles arguyendo que allí "las tradiciones se viven con intensidad, pero sin prisa, desde los adornos típicos en cada rincón hasta las luces que decoran sus calles estrechas y empedradas, ofreciendo postales vivas de un invierno andaluz".

Una escapada navideña

Además de gozar de un entorno privilegiado y un emplazamiento estratégico para poder conocer los pueblos de alrededor y preciosas rutas senderistas, Bubión regala el contacto directo con la tranquilidad de la naturaleza y la tradición. Destaca su consistorio, no solo sus celebraciones locales "que resaltan la autenticidad y hospitalidad de sus habitantes", también una gastronomía conocida en toda la provincia que en Navidad da la oportunidad de "para degustar platos típicos de la temporada que calientan el cuerpo y el alma".

Unas uvas 'lentas'

Conocido como pueblo slow por su forma de vivir en paz y sintonía con la naturaleza alejado de ruidos y prisas, Bubión celebra sus Campanadas de Año Nuevo a su manera: con tranquilidad. Despiden el año a otro ritmo, comentan, ya que "cada 31 de diciembre, nuestro Campanero marca las campanadas a mano y cada 10 segundos, invitándonos a respirar, agradecer y sentir cada instante. Porque en Bubión, el tiempo no se corre: se comparte".