La ruta granadina que enamora a senderistas de todo el mundo y pasa por minas abandonadas

Siempre está en el bombo de las mejores rutas de Andalucía y es de las preferidas por locales y visitantes amantes del montañismo para hacer una aproximación a Sierra Nevada. Aunque es de dificultad media, sí es necesario tener en cuenta que el precio a pagar por disfrutar de uno de los entornos naturales y vistas más privilegiadas de la provincia Granada es necesario andar.

Es un clásico de los caminos centenarios del coloso serrano de Granada y su fama proviene tanto por su rica historia, que es parte de la de toda Andalucía así como las panorámicas impresionantes que regala. Hablamos de la Vereda de la Estrella, un camino mítico entre los aficionados granadinos cuyo trayecto total es de casi 19 kilómetros y puede hacerse en, aproximadamente y depende del paso, entre 6 y 7 horas.

El límite del Parque Nacional

Esta ruta circular parte del Barranco de San Juan,  en la confluencia del río Genil con el arroyo de San Juan, zona que, además, marca el límite del Parque Nacional y nada más comenzar, la naturaleza lanza todos sus encantos: fresnos, castaños, quejigos, encinas, robles y arces son los árboles más representativos de esta parte del recorrido.

Otra nota interesante del camino para los amantes de la botánica es el enorme castaño centenario al que se le conoce como "el abuelo" que saluda a los caminantes con su ancho tronco y grandes nudos y, poco más adelante, el caminante empieza a observar los vestigios y razón del camino ancestral: las minas.

Vestigios de la industria minera de Granada

La vereda de la Estrella data de mediados del siglo XIX y nació para darle acceso a las minas de galena y pirita en la alta cuenca del río Genil, que se denominaban las minas de la Estrella.

De hecho, parte del camino lleva a los senderistas a atravesar los antiguos poblados mineros como La Probadora, La Justicia o La Estrella. Esta industria era fundamental para la economía de la zona

Estas explotaciones, que comenzaron a ser operativas en el siglo XIX y finalizaron ya en el siglo posterior, fueron fundamentales para la economía local durante la época industrial, de ahí que el camino se mantenga como parte de la historia natural e industrial de Andalucía.