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En la estela de Bond, Edward Bond

  • La sede granadina del Centro de Estudios Escénicos de Andalucía participa en una iniciativa a nivel europeo para dar a conocer la obra del dramaturgo inglés

La sede granadina del Centro de Estudios Escénicos de Andalucía busca alumnos para una nueva iniciativa a nivel europeo que busca dar a conocer la obra del outsider inglés Edward Bond. Se requiere estudio, reflexión, pasión por la justicia, la ética, la política, la estética y el sentido del humor. Nada menos. El proyecto comenzó su andadura con el taller Un camino hacia Edward Bond dirigido por César Villa, uno de los pocos privilegiados que tienen contacto directo con el dramaturgo. De esta experiencia surgió el grupo Patio Bondiano y, con esta estructura, el centro se implicó en una red europea de discípulos de Bond que tiene por objetivo difundir la obra y filosofía de este autor en aquellos lugares donde aún no es conocido. El Patio Bondiano formará parte de una red internacional (network), especializada en la obra de Edward Bond con grupos y compañías de Gran Bretaña, Hungría, Francia y España, a través de la sede granadina del Centro Andaluz de Estudios Escénicos. "En el ámbito anglosajón está considerado casi por encima de Plinter, pero es un hombre enfrentado al establishment", explica la directora del Centro de Estudios Escénicos en Granada, Magadalena Úbeda. "Busca la ética en sus obras, quiere hacer drama en el sentido griego, lo que incluye también la comedia".

Del taller 'embrión' quedaron 12 personas para sacar adelante el proyecto. "El problema es que el grupo originario de actores no tiene ahora el tiempo necesario para estar en este proyecto, que necesita una implicación del cien por cien", lamenta la directora. Por eso buscan ahora personas que quieran zambullirse en las aguas 'bondianas', sean actores experimentados o jóvenes inexpertos de un barrio marginal. "No tienen que ser profesionales porque Bond trabaja mucho con personas desfavorecidas, son obras que dejan sobrecogido, dice cosas de verdad", continúa Úbeda. Esta iniciativa, respaldada económicamente por la Unión Europea, celebrará en Budapest su primera reunión con los responsables en cada país implicado, del 30 de agosto al 2 de septiembre de 2012. El objetivo será fijar los objetivos y que cada uno de los grupos 'bondianos' monte al final una obra del dramaturgo que se representará en los países de la red.

Al margen de este proyecto, el Centro de Estudios Escénicos de Andalucía continúa con sus habituales talleres aunque la crisis ha obligado a reorganizar la programación. "Nos hemos abierto a otras disciplinas al margen del teatro de texto, como el teatro físico, comedia del arte, clwon, habla vocal", explica Úbeda sobre iniciativas que pueden suponer que, por fin, se entienda a los actores cuando hablan. También mantienen las aulas permanentes pero enfocadas desde una perspectiva muy práctica, "simulaciones lo más reales posibles con montajes finales". Uno de ellos es el de danza-teatro, un proyecto que cuenta con el magisterio de Trinidad Castillo, una profesional de Granada que hace mucho tiempo fue una de las dos bailarinas españolas que se llevó la compañía de Pina Bausch para 'educarse' en su escuela y formar parte de su compañía. "Llevan trabajando todo el año en un taller permanente y con todas las improvisaciones que han estado trabajando vamos a organizar un espectáculo el próximo 20 de junio en el teatro Alhambra", avanza la directora sobre una de los 'tesoros ocultos del centro.

En cuanto a los alumnos, son en su mayoría profesionales de las artes escénicas que proceden de distintos campos; unos han estudiado arte dramático, otros no han estudiado pero llevan trabajando toda su vida sobre las tablas... "Es que esta era una profesión de oficio, más que de carrera", dice Úbeda para explicar una vocación en la que "a veces es más importante tener un título que ser actor de verdad". La titulitis llevada a los escenarios.

Porque los tiempos han cambiado. "Nosotros podíamos antes invitar a un profesor de fuera, pagarle el viaje, el alojamiento, pagarle un caché... Ahora hay que hacer la cuadratura del círculo, buscar gente de aquí o profesionales que vienen a Granada de vacaciones y provechamos para que den un taller", afirma recordando los tiempos en los que se dejaban caer con normalidad por el Rey Chico directores como José Luis Borau o actores como Carmelo Gómez. Por su parte, los profesores aceptan cobrar por matrícula aunque el centro intenta que los alumnos no tengan que pagar más de 60 o 70 euros, "aunque con esta crisis ya está costando trabajo que los alumnos puedan asumir este dinero".

Pero las penurias no consiguen parar el ir y venir de personas que quieren profundizar en el mundo del teatro. De hecho, el pasado martes comenzó un taller de teatro del oprimido, una forma escénica que comenzó en Brasil con Augusto Boal que trabaja con personas marginadas y que, utilizando técnicas teatrales, representan los problemas diarios en los que se ven envueltos, de manera que pueden cambiar su propia realidad. En cuanto a los talleres de dirección, impartidos hasta este año por María Ruiz, cuentan ahora con Francisco Ortuño, director del CAT, como profesor. "Que no es mal sustituto", apunta Úbeda, directora de un centro en plena ebullición donde la guadaña de la crisis no ha conseguido segar las ideas.

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