Actual

La OCG hace su 'Año Nuevo' en Viena

  • El público austríaco ovaciona a la Orquesta de Granada en el Musikverein como recompensa a un concierto dirgido por Salvador Mas dedicado al romanticismo musical de la primera mitad del siglo XX

La Orquesta Ciudad de Granada (OCG) recibió ayer la ovación del público vienés en la Gran Sala de la mítica Musikverein como recompensa a un concierto dedicado al romanticismo musical de la primera mitad del siglo XX.

Con un programa titulado Tres suites neoclásicas de entreguerras, la joven orquesta dirigida por el barcelonés Salvador Mas sumergió al público en piezas bien conocidas de Igor Stravinsky, Richard Strauss y Manuel de Falla.

La primera actuación de la orquesta en uno de los templos para los melómanos de todo el mundo se inició con Pulcinella, creada por el compositor ruso Igor Stravinsky. La obra estrenada en París en 1920 fue de las tres del programa la que recibió una acogida más fría del público, que poco después se entusiasmó con la interpretación de los primero fragmentos de El sombrero de tres picos de Falla.

La OCG demostró por qué es considerada la mejor agrupación musical de España en el repertorio del compositor andaluz. Las primeras escenas ofrecidas por la orquesta de la obra estrenada en Londres en julio de 1919, con libreto de Gregorio Martínez Sierra, recibieron un cálido aplauso del público. Como colofón a la velada se interpretaron pasajes de El burgués gentilhombre, una pieza que Richard Strauss decidió escribir junto a Hugo Von Hosmennsthal, basándose en la obra del mismo nombre del Moliére.

La OCG logró pasar un prueba de audacia musical, al incluir en el programa una pieza de Strauss, un músico amado en Viena y que por ello, ponía el listón muy alto.

Sin embargo, la interpretación convenció al auditorio, que dedicó un largo y cálido aplauso a la joven orquesta, que contestó con dos propinas musicales de excepción.

Salvador Mas logró meterse al público en el bolsillo cuando les explicó en un excelente alemán que los Strauss tenían un familiar perdido en España, Federico Chueca, hermanado con ellos por su "humor y gracia" musical. El guiño al público y la excelente interpretación de la orquesta, llena de energía y precisión, de El bateo y una polca de Chueca hizo que la sala se rindiera a la orquesta. "Tocar a Stravinsky y Strauss aquí es mucho más difícil que tocar clásicos españoles", explicó Mas sobre la elección del repertorio ante espectadores que parecía más predispuesto a escuchar a un músico menos conocido en Viena como Falla.

Mas, una de las batutas más sólidas de España, valoró que este concierto es una etapa en el crecimiento de la OCG y que supone "un reconocimiento al nivel musical alcanzado por esta orquesta, que en años anteriores ya se paseó por toda centroeuropa". Mas, que estudió en Viena y tiene una larga experiencia en dirigir en el Musikverein, aseguró que no dio ningún consejo a sus músicos para hacer frente a un público tan exigente, porque "siempre tocan con toda el alma". "Esta orquesta ha decidido no tener alma de funcionario, ni un alma rutinaria, sino que decidieron ser músicos de verdad toda la vida", explicó el maestro catalán sobre la búsqueda de nuevos retos de la OCG. La visita a la ciudad de Danubio la aprovecharon los integrantes de la formación para visitar la casa de Mozart.

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios