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Romanticismo en su esencia

Obras: Piotr Ilich Chaikovski, 'Serenata para cuerdas en Do mayor op. 48'; Jacques Ibert, 'Concierto para flauta y orquesta'; Franz Schubert, 'Sinfonía núm.4 en Do menor Trágica D. 417'. Intérpretes: Orquesta Ciudad de Granada. Solista: Juan Carlos Chornet (flauta). Director: Manuel Hernández Silva. Lugar: Auditorio Manuel de Falla. Fecha: viernes 12 de noviembre de 2010.

La OCG ofreció, dentro de su ciclo sinfónico, el cuarto concierto de temporada. Con un programa centrado en la música de tintes románticos, el director invitado Manuel Hernández Silva pudo desplegar toda la capacidad expresiva de esta formación, protagonizando una velada marcada por la buena música.

Como primera obra del programa figuraba la Serenata para cuerdas de Chaikovski. Articulada en cuatro movimientos, su estructura se acerca más a la sinfonía que a la serenata clásica; sin embargo, al prescindir de las secciones de viento y percusión, la obra adquiere un carácter más camerístico e intimista que justifican su nombre. Verdadera piedra de toque para cualquier sección de cuerda, los músicos de la OCG realizaron bajo la dirección de Hernández Silva un correcto trabajo. Destacó en la interpretación la agilidad y claridad de los tiempos rápidos, y el dulce melodismo del vals, segundo movimiento de la obra. Hubo que lamentar ciertos desajustes en el tercer y cuarto movimiento, armónicos poco templados y unos tempi lentos demasiado enfatizados. Aún así, la obra hizo las delicias del público.

Mucho más acertada estuvo la intervención del Juan Carlos Chornet en el Concierto para flauta y orquesta de Jacques Ibert. Este concierto, escrito en un momento en que la tradición decimonónica y la modernidad contemporánea se daban la mano, es una muestra del compromiso de Ibert con su música, sin afiliaciones estéticas preconcebidas. Así, este concierto es uno de los más originales y complejos de los escritos para flauta. La partitura requiere del solista un perfecto dominio de la técnica y la respiración, algo que demostró con creces Chornet. Su intervención estuvo a la altura de las exigencias del autor, volcando no sólo su conocimiento del instrumento sino también su sensibilidad para definir la línea melódica en todo momento. Si bien estuvo espléndido en toda la obra, destaca la presteza y agilidad del tercer movimiento allegro scherzando. La OCG puede vanagloriarse de tener uno de los mejores cuerpos solistas de viento a nivel nacional, algo que Chornet evidenció en su intervención. La ovación del público obligó al flautista a interpretar un bis, escogiendo para ello la Danza de los espíritus bienaventurados del Orfeo y Euridice de Gluck.

La segunda parte tuvo como única obra la Sinfonía núm. 4 en Do menor de Schubert. Conocida con el sobrenombre de Trágica por el dramatismo de su primer movimiento, esta obra supone una inflexión en el lenguaje sinfónico del autor, pasando de las obras de juventud a la producción de madurez. Hernández Silva articuló magistralmente la interpretación de esta sinfonía, calibrando estupendamente las fuerzas sonoras de la orquesta y escogiendo el tiempo justo para cada movimiento. El buen sonido extraído a la OCG y lo acertado en las decisiones del director contribuyeron a que el concierto tuviera en la música de Schubert un excepcional colofón.

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