pieza suelta

José Antonio / Pérez Tapias

Rubalcaba sin uniforme

LAS expectativas de Rubalcaba como candidato y, con él, el futuro del PSOE dependen de que sea capaz de hacer frente a la pretensión de imponernos un uniforme -insoportable corsé-, que respecto a España y los españoles mantiene la canciller Angela Merkel. Ese uniforme prusiano se llama límite de déficit introducido en la Constitución, algo ya adoptado por Alemania en 2009 y que hasta para el país germánico supone problemas.

Es mala solución "constitucionalizar" un límite de déficit. Hay que controlar las cuentas públicas, pero tal medida, además de desvirtuar el carácter de una norma constitucional introduciendo elementos doctrinarios neoliberales, supondría una enorme rigidez para las políticas fiscales del futuro o para el sostenimiento de irrenunciables políticas sociales.

A los inconvenientes de introducir un límite de déficit en la Constitución se añade la desafortunada manera en que se ha planteado su reforma: sin discusión suficiente, con inexplicable urgencia y con una falta de seriedad respecto a lo que suponen las reformas constitucionales que produce perplejidad, cuando no rechazo, en la ciudadanía. Acometer una reforma de la Constitución tal como inicialmente se ha propuesto, por exigencias de los mercados, es consagrar la impotencia de la política.

Son esos aspectos del modo en que se ha formulado la propuesta de reforma constitucional, más los elementos de contenido, los que me han llevado a discrepar del anuncio de reforma pactada con el PP hecho por el presidente del gobierno en el Congreso. Debía hacer pública dicha discrepancia como militante socialista y como diputado por Granada, por lealtad al proyecto socialista, a los ciudadanos y a la Constitución, para contribuir a activar un debate necesario para reencauzar la cuestión. Afortunadamente, se perfilan nuevos enfoques.

Si de una forma u otra sale de las Cortes una reforma de la Constitución, la ciudadanía debe ser convocada a ratificarla mediante referéndum. La importancia del tema, más la sensibilidad social acumulada en torno a exigencias de participación democrática, lo aconsejan, por más que legalmente no sea necesario. De no apoyar un referéndum, el candidato y el PSOE en su conjunto tendrán difícil salvar la coherencia del discurso en la próxima campaña electoral.

En el punto en el que están las negociaciones entre grupos parlamentarios, espero que el papel de Rubalcaba sea decisivo para encauzar adecuadamente la solución que se dé a la cuestión del déficit público. La idea de llevar determinaciones concretas sobre techo de déficit o regla de estabilidad fiscal a leyes distintas de la Constitución -incluso ley orgánica, si es el caso- puede facilitar un pacto parlamentario no limitado a PSOE y PP. Esperamos de Rubalcaba que no se ponga el uniforme prusiano.

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