LA celebración del Día de Libro por parte de las autoridades no se puede reducir a un acto protocolario. Hoy más que nunca, con los presupuestos destinados a la cultura y a la educación diezmados, hay que exigir compromiso y coherencia. Es absurdo abrir o colaborar en la inauguración de una Feria del Libro cuando al mismo tiempo se cierran las bibliotecas o se aceptan resignadamente recortes del 30%, los mayores de todos los departamentos. En esa contradicción ha incurrido el área municipal de Cultura que, tras obcecarse en el cierre de la biblioteca de las Palomas del Zaidín y montar un escándalo nacional, ahora trata de mostrar su cara amable cooperando con la Feria de Puerta Real. Andrés Neuman, el pregonero de este año, no ha desaprovechado la ocasión y el sábado nos regaló con una intervención combativa contra los excesos de las administraciones y, en particular, contra el cierre de la biblioteca del Zaidín cuyo local, por cierto, sigue abandonado.