Afinales de marzo, Science una de las revistas más prestigiosas en el campo de la investigación científica publicó uno de nuestros trabajos que tenía por título Libraries Social Role in the Information Age. Este trabajo quería ser una respuesta al debate que había planteado el New York Times, que se preguntaba ¿seguimos necesitando las bibliotecas? Nuestra respuesta era que sí, las bibliotecas siguen siendo necesarias, pero tienen que adaptarse a los tiempos que corren. Si las bibliotecas quieren seguir teniendo un espacio y una función en la sociedad de la información deben transformarse. Deben seguir como instituciones suministradoras de información, pero ese no puede ser su único papel. Pensamos que deben pasar a ser centros de servicios que insertados en sus barrios usen la información y el conocimiento para mejorar la calidad de vida de la comunidad de ciudadanos a la que sirven. En el trabajo publicado comentábamos el caso de la Biblioteca de las Palomas como un hecho singular en la lucha por la reapertura de una biblioteca, e incluimos una foto de la misma realizada por una voluntaria de esta biblioteca, Inma Villar.

Hace más de un año el Ayuntamiento cerró la biblioteca, que daba servicio en el popular barrio granadino del Zaidín. Sorprendentemente los vecinos iniciaron una serie de acciones y movilizaciones para pedir la reapertura de la biblioteca. El Ayuntamiento no supo predecir las protestas de los vecinos, ya que no entendía que la biblioteca jugaba un papel central como un lugar social en el barrio. Después de algo más de un año de lucha los vecinos han conseguido que el Ayuntamiento ceda el edificio de las Palomas a la Junta de Andalucía. Esto ha permitido que actualmente la biblioteca esté autogestionada por ellos, mientras negocian con la Junta de Andalucía.

Para nosotros fue evidente que más de un año de lucha por una biblioteca, y por vecinos de todas las edades, tenía que ser por algo más que por una biblioteca como mero repositorio de información. Los vecinos sentían la biblioteca como suya, como un espacio que les hacía sentir comunidad y formaba parte de su vida, y de ahí esa lucha continuada por su reapertura. A raíz de la publicación en Science el programa Tesis, de Canal Sur, ha hecho un reportaje sobre el modelo de biblioteca que defendemos. Para ilustrar este modelo en la práctica elegimos la biblioteca de las Palomas y la de Arroyo de la Miel. Es una alegría poder contar en Andalucía con este tipo de bibliotecas, donde el centro es la comunidad a la que sirven, su mejor colección son los usuarios. Bibliotecas que están en la línea de ser espacios sociales al servicio de la comunidad y sus necesidades. Y es que las bibliotecas no van de libros, van de democracia.

También le seguimos la pista al debate que hay en Nueva York, con motivo de la reforma que pretenden hacer de la biblioteca pública. Una serie de académicos (entre ellos Vargas Llosa) se han puesto en contra de esta reforma, mientras la dirección de la misma sigue pensando que se necesita esta reforma para ganar espacio destinado a los usuarios. Los que se oponen a la reforma tienen en mente el concepto académico de biblioteca orientada sólo a suministrar información. Mientras la dirección de la biblioteca pública de Nueva York defiende el nuevo papel social que la biblioteca debe desempeñar. Unos centrados más en la información y otros en el usuario.

Está claro que en esta sociedad global interconectada, los problemas y las necesidades son similares en todos los sitios. Algo que está ocurriendo en una de las más grandes bibliotecas del mundo, como es la de Nueva York con más de 350 millones de dólares de presupuesto para su reforma, puede suceder también en una biblioteca humilde de un barrio popular de Granada. Lo más pequeño puede ser modelo para lo más grande, y lo más grande a veces se puede comprender observando lo más pequeño. Este es el caso de la biblioteca de las Palomas y de la biblioteca pública de Nueva York. Creemos que cada caso nos permite explicar el otro.

Parece que en un mundo cada vez más virtual, donde la red y las interacciones en red cada vez tienen más presencia y ocupan más tiempo de las personas, se diera a la vez, como contraprestación, una necesidad de más contacto humano, de tener encuentros y presencia física con nuestros conciudadanos. Y en este nuevo tipo de sociedad, que algunos autores han llamado sociedad-red, parece que se hace más necesario el contacto humano, el estar juntos; ante tanto cambio, ante tanta incertidumbre, mejor juntos.