Ignacio Henares

Pinos con denominación de origen

En Sierra Nevada resisten ejemplares de una especie de pino silvestre propia, nevadense, para la que se ha creado un reservorio genético que asegure su pureza y supervivencia

El pino silvestre, que significa de los bosques, es una especie muy común en todo el Hemisferio Norte. Tiene casi tantos nombres como lugares en los que se encuentra: pino albar, pino real, pino enebral, pino royo, serrano, bermejo, de Valsaín... Aunque quizás el más extendido sea el que coincide con el nombre científico, Pinus Sylvestris, -bautizado así por Linneo ya que era la única especie de pino que de manera natural se desarrollaba en su Suecia natal-.

El pino silvestre puede llegar a medir 30 m de altura por unos 5 metros de circunferencia. Su copa es de forma cónica de joven para luego de adulto pasar a ser irregular, ancha y deprimida, de joven presenta un tronco vestido que de adulto pasa a ser desnudo.

Este pino se caracteriza por tener las acículas en parejas, rígidas, punzantes, cortas y gruesas, (de a 3 a 7 centímetros de longitud). Las flores o estróbilos femeninos son conos de forma oblonga, de color castaño, pequeños, de 3 a 6 centímetros de largo, reunidos en grupos de 2 a 3, caedizos, ya que apenas maduran. Los piñones, que son las semillas, son diminutos y están dotados de un ala para favorecer la dispersión.

La madera del pino silvestre ha gozado siempre de una gran fama por su gran calidad. Al disponer de poda natural, era escasa en nudos y se ha utilizado en carpintería, construcción y serrería. Se da el caso en Noruega de casas y templos con más de 800 años construidos con su madera.

El aceite esencial de este tipo de pino es responsable de su acción como antiséptico, expectorante, diurético… Además es antiviral, antipirético, inmunoestimulante y vasoprotector capilar por lo que ha sido indicado para afecciones respiratorias: gripe, resfriados, sinusitis, faringitis, laringitis, asma y otros múltiples usos. La brea, en uso tópico ha sido utilizada contra la psoriasis.

El pino silvestre está ampliamente distribuido en Europa y Asia, desde Escandinavia hasta Sierra Nevada, que es el límite sur, y desde Galicia hasta Siberia. En su área de distribución más al Norte está presente desde el nivel del mar hasta los 1.000 metros de altitud. Sin embargo, esta especie en el Sur se refugia en zonas más altas, buscando temperaturas más suaves y precipitaciones más elevadas.

Las migraciones que son consecuencia de las glaciaciones han ido conformando un mapa de singularidades genéticas de las poblaciones que quedaban aisladas.

Muchos de los pinares de esta especie corresponden a repoblaciones realizadas durante el siglo XX con ejemplares de otras variedades importadas por lo que se ha producido una enorme hibridación que ha conducido a una falta de pureza en todos los bosques europeos, cuestión que también afecta a los españoles y a los propios de nuestra Sierra.

Pino silvestre nevadense

En Sierra Nevada y en la vecina Sierra de Baza, las poblaciones de pinos silvestres autóctonos han sido clasificadas en una subespecie propia y exclusiva que recibe el nombre de Pinus Sylvestris Nevadensis que se suma a la larga colección de plantas endémicas (cerca del centenar) del macizo nevadense, que lo convierte en el área con mayor número de endemismos de toda la región mediterránea.

Nuestro pino con denominación de origen vive sobre sustrato calcáreo, orientados al Norte y acompañados por sabinas y enebros rastreros, majuelos, endrinos, agracejos, escaramujos, piornos amarillos... En las zonas más umbrías y húmedas se enriquece con especies caducifolias como el arce granadino, durillos, madreselvas o tejos.

El margen altitudinal en el que se encuentra está comprendido entre los 1.700 y los 2.200 metros, donde está situado el límite natural del árbol aunque este margen ha sido forzado por repoblaciones que lo han rebasado.

Estas poblaciones naturales de pino silvestre deben considerarse como relícticas ya que su óptimo climático son condiciones más frescas y sobre todo más húmedas. Además en las repoblaciones que se realizaron en el siglo pasado se utilizaron ejemplares de pino silvestre procedentes del centro y norte de la Península e incluso europeos, con lo que se han producido fenómenos de hibridación, de mezcla genética.

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