La ciudad y los días
Carlos Colón
Lo único importante es usted
IMAGINEN ustedes que hay un negocio familiar que paga todos sus impuestos y cumple toda la normativa sanitaria, negocio que realiza la impresionante tarea de subir todos los días la persiana. Cuando no se sube seguro que no se gana. Imaginen que es de alimentación donde las llamadas propiedades organolépticas son muy importantes. Es decir el gusto y el olfato. Dejen de imaginar, existe tal, y todo lo que narro en este Cajón, les doy fe que ha ocurrido.
Hace unas cuantas semanas una humeante y caliente carga de estiércol (de vaca, caballo o cerdo, lo mismo da) apareció en la misma puerta de ese negocio, real y no imaginario, en las primeras horas de la mañana, antes de la apertura comercial. El aire, ya primaveral, se llenó de efluvios que revolvían las entrañas de todos cuantos vivimos en la manzana, en toda la barriada. Era necesario abonar los jardines, al parecer. Y era imprescindible, aparentemente, que la descarga se realizara en el lateral de los comercios y en la misma puerta de un establecimiento de alimentación. No podía ser en otro lado. Por supuesto que todo pudo ser un error humano, dejar el estiércol en el lugar más inoportuno; como los niños pequeños que piden el "pipí" en el momento y lugar más inadecuado.
Más con la misma facilidad con qué había entrado el camión de estiércol, luego resultó que no era posible que entraran otros vehículos para limpiar el suelo e intentar aliviar la suciedad y el olor que había impregnado el pavimento. Tras muchas llamadas, contactos y protestas la limpieza llegó a los siete días. En una semana fue necesario pensar por donde se pisaba para no llevarse aromas en las suelas. Una semana durante la cual ese negocio compitió, no con otros, sino con el escatológico aroma de las boñigas. No quiero pensar ni decir que no sea necesario abonar para que nuestros jardines luzcan esplendorosos y nuestras autoridades se llenen la boca de lo bien que cuidan el municipio. No quiero pensar ni decir que tardar todo ese tiempo en limpiar sea un problema de tal o cual área de ayuntamiento, o que la culpa la tiene otra administración o cualquier otra excusa, razón u ocurrencia del político de turno. Solo digo que cuando esos políticos me pidan -muy próximamente- el voto; yo les voy a mandar, metafóricamente, al mismo lugar del caliente abono, simplemente. Vale.
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