Cajón de sastre

Francisco González / García

Cocineros con mala leche

21 de abril 2015 - 01:00

ME encanta la cocina, cocino diariamente en casa y me gustan los programas de televisión donde se proponen recetas, se preparan platos apetitosos, de coste ajustado y de fácil preparación; con el perejil y el "rico, rico" todos hemos aprendido mucho. Sin embargo no puedo entender el éxito de los programas que hacen de la cocina un espectáculo, un concurso competitivo aderezado de dramatismo, planos cortos de concursantes temblorosos y muchos kilos de mala uva por parte de los expertos que valoran los platos. Esos cocineros del jurado son aquellos que preparan platos con nombres que tardas en pronunciar tres veces más tiempo que en comerte lo que te ponen en el plato; pero te pueden cobrar un riñón y parte del otro si tienes la insensatez de entrar en sus negocios. Y se jactan que son profesionales. Cocinar es dar de comer con pocos recursos a una familia, con buen sabor y destilando salud. Cocinar cocinaban nuestras abuelas. Estos otros son vividores de la estupidez humana saciada y opulenta. Curioso país el nuestro que en plena crisis ensalza semejantes concursos mientras otra parte de la población casi no llega a fin de mes. Y además multiplicamos el engendro y hacemos programas para niños y niñas; eso sí luego la escuela no tiene que ser competitiva, hay que educar en solidaridad. Mas en la cocina te rajo desde arriba.

Escribo este Cajón a raíz del bochornoso espectáculo de la expulsión de un chaval de 18 años en uno de esos programas. La descalificación que realizaron los engreídos jurados fue todo un espectáculo de mala educación y despotismo absoluto. Desconozco si los participantes firman alguna cláusula aceptando ese trato vejatorio, pero lo pareciera. No ha sido de las más fuertes pero ha tenido "viral" repercusión.

Estoy seguro que el concursante, estudiante de medicina, podrá suspender alguna asignatura pero también podría asegurar que ningún profesor cabal, educado y decente le reprochará de manera tan brutal sus errores en un examen. Estoy seguro que si algún docente se permitiera descalificar a un alumno de forma similar por los errores en una prueba, no ya publicándolo ante millones de personas sino siquiera ante sus compañeros de aula, ese profesor podría ser sancionado por la autoridad educativa, cuando no denunciado por alumno y familia. Empero el dinero público se gasta en pagar esos programas a la vez que a los maestros se les congela el sueldo. Algo huele a podrido en algunas cocinas. Vale.

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