Res Publica

José Antonio / Montilla

Derecho de autodeterminación

SE ha comentado hasta la saciedad la referencia de Pablo Iglesias en el debate electoral del pasado lunes a que Andalucía ejerció su derecho de autodeterminación en 1977. Es muy difícil pensar que un profesor de Ciencia Política no conozca un proceso que resultó fundamental en la formación del Estado autonómico. No era ignorancia. A costa de Andalucía, se estaba articulando una justificación de la posición de Podemos a favor del derecho de autodeterminación de Cataluña. La posición es legítima, pero no lo es tergiversar la historia para defenderla.

Es cierto que la actitud de Andalucía alteró el modelo de organización territorial del Estado que habían pergeñado las élites políticas en la transición. El modelo de dos tipos de Comunidades Autónomas, las históricas y las otras, fue quebrado por la voluntad del pueblo andaluz de no ser menos que nadie y optar a la misma autonomía que se había otorgado a Cataluña, País Vasco y Galicia. Sin embargo, eso no tiene nada que ver con la situación actual en Cataluña. La equiparación que pretende Iglesias se sustenta sobre dos falsedades tan obvias que no le pueden resultar desconocidas. Andalucía no ha pretendido diferenciarse o singularizarse del resto de territorios sino, por el contrario, ser igual a las restantes. Y, sobre todo, Andalucía no ha querido nunca vulnerar la legalidad constitucional, como ha ocurrido en Cataluña, sino que utilizó el procedimiento que la Constitución abría a través del artículo 151.

Usar a Andalucía para justificar el derecho a la autodeterminación de Cataluña es mezquino. Puede defenderse el reconocimiento constitucional de ese derecho para que en el plazo de un año Cataluña se pronuncie en referéndum sobre su independencia de España. El Tribunal Constitucional ha reiterado en varias sentencias de los años 2014 y 2015 que a través de la reforma constitucional se puede incluir en la Constitución cualquier contenido, incluida la posibilidad de independencia. Otra cosa es la valoración que nos merezca ver unida nuestra Constitución a las de Eritrea, Uzbekistan y Saint Kitts and Nevis, las únicas del mundo que reconocen ese derecho. Sin embargo, lo que no se puede hacer es falsear de una forma tan burda un periodo histórico del que los andaluces nos sentimos orgullosos.

¿Es un episodio aislado o una anécdota? Pienso que ninguna de las dos cosas. Refleja la sensación de impunidad del chamán que para defender sus tesis no tiene reparo en tergiversar la realidad pues cuenta, en cualquier circunstancia, con el aplauso de su parroquia. Debe ser la nueva política.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios