Rosa de los vientos
Pilar Bensusan
Érase otra Navidad
AUNQUE a veces me cuesta terminar de creerlo siempre me digo que el líder de la nueva versión de "todo el poder para los soviets" es un colega muy inteligente. Es profundo conocedor de la importancia de la imagen en los tiempos por los que discurrimos y ahí lo tenemos abrazándose y besando en los labios a otro colega, al más puro estilo de aquellos morreos proletarios entre Leónidas Breznev y Erich Honecker, superviviente sobre los restos del muro de Berlín. Y luego llegan las palabras, que no debe usarse a la ligera, pues al final en todo pacto las palabras deben plasmarse en negro sobre blanco para que no se las lleve la corriente, la corriente de las soflamas populistas que tanto le gustan al colega besucón.
Los líderes de los partidos que han intentado dar un gobierno a este asombrado país, en un muy loable intento, han esgrimido papeles donde había varias decenas de propuestas que una mayoría suscribiría. Negro sobre blanco, escrito y firmado. El señor presidente en funciones llama a eso corrupción y con ello deja claro que no sabe lo que es la corrupción o que lo sabe muy bien. Ya entiendo porque su partido huele tan mal.
Vuelvo a la inteligencia del colega que ofrece un pacto del beso después de remover la memoria del óxido de calcio. Imaginen que finalmente hay pacto del beso y que, en lugar de segunda transición, terminamos llamando a este periodo de la política española como la etapa del beso. Entonces me pregunto qué tipo de beso será. ¿Un beso de paz lleno del amor y cariño que sabemos tanto se profesan los partidos de izquierda? Será por eso que alguno se llama Unida o ¿Un beso de Judas lleno traiciones para ocupar el poder? o ¿Un beso volado dado a distancia para evitar muchos roces y arrumacos? o ¿Un beso negro por darse de continuo por aquella parte donde la espalda cambia su honorable nombre? o ¿Simplemente será aquello de darse de continuo cabezazos simbólicos sin llegar al mínimo acuerdo?
Para resolver mi duda vuelvo a los clásicos y, conociendo la sabiduría del colega, comprendo que si utiliza la palabra beso es porque beso deriva de un latín vulgar que tomó el término de los celtas. Claro, ya lo entiendo, aquellos irreductibles galos que no cedían ante el poder establecido de las legiones. No se puede usar el vocablo del latín culto, puesto que no hay respeto ni afecto a quién se le ofrece, no hay ósculo. Vale.
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