Mar adentro

milena Rodríguez / gutiérrez

Legado

LOS últimos días, los granadinos hemos asistido atónitos a un vertiginoso espectáculo en el Ayuntamiento de la ciudad. Primero, el registro en las dependencias municipales y en el piso del alcalde. Enseguida, la detención de Torres Hurtado y su imputación. Luego, la suspensión de su militancia desde el PP y diversas declaraciones desde su partido para que diera eso que ahora se llama, eufemísticamente y como si de un baile se tratara, un "paso al lado". Más tarde, las comparecencias en las que el alcalde se presentó como víctima, hablando de un atropello a sus derechos fundamentales. Comparecencias donde dijo aquello de me quedo porque soy inocente, porque a mí nadie me echa ni me dice lo que tengo que hacer. Comparecencias donde incluso nos hizo enterarnos del lastimoso suceso de que estuviera incomunicado con su hija, al haberle sido requisado su móvil y estar ella de viaje. Por fin, tras todo esto, y con la amenaza de la moción de censura encima de su cabeza, la noticia de su dimisión.

Será, por supuesto, la Justicia, quien tendrá que establecer si el ya exalcalde es o no culpable de los delitos que se le imputan: cohecho, fraude en la contratación, asociación ilícita, prevaricación, tráfico de influencias, malversación de caudales públicos, estafa, falsedad en documento mercantil, administración desleal y contra la ordenación del territorio. Serán también los jueces quienes responderán a la simpática pregunta que el alcalde lanzó al aire en una de sus comparecencias: "¿Es que yo he hecho todo esto o he hecho de todo esto un poquito?".

Los ciudadanos de a pie no somos jueces ni sabemos del funcionamiento de la justicia de los Tribunales. Sin embargo, sí juzgamos, con opiniones y desde nuestras vivencias, los actos de quienes nos gobiernan. Y como ciudadana de a pie digo que es una excelente noticia para la ciudad la dimisión del alcalde. No sólo porque un cargo público debe dimitir al recibir una imputación de ese tipo. Sino también porque los trece larguísimos años de Torres Hurtado y del PP en el Ayuntamiento de Granada dejan un lamentable, vergonzoso legado: el no-metro y el no-AVE; el no-transporte público para los barrios de la ciudad, castigados mediante ese engendro con ruedas que se llama LAC; la no-cultura y el no-Centro Lorca. Sí, es una excelente noticia la dimisión del alcalde y sería aún mejor si se fueran con él quienes lo han acompañado estos trece oscuros años.

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