Gafas de cerca
Tacho Rufino
Sí al patinete y al paquete
HABÍA una pareja de actores que encarnaban a unos malos, malísimos, que intentaban hacerles malas pasadas a los buenos de la serie. Eran los Hermanos Malasombra y los buenos eran aquellos afables Capitán Tan y Valentina. Sus intentos eran ridículos y fracasaban, aunque quizás generaran cierta desazón entre los más pequeños. De malos estúpidos está lleno el cine de aventuras, ese cine que ingleses y americanos nos venden maravillosamente. Ya saben, el caballo del malo es muy lento y los disparos de la ametralladora del malvado no dan en el blanco mientras que al héroe le basta con una sola bala.
Les cuento esta historieta de malos para suavizar mi cabreo y aburrimiento al escuchar la cantidad de historias que salen a la luz cada vez que celebramos la Fiesta Nacional del 12 de octubre. Sin negar los abusos y barbaridades que hubo en la Conquista de América y mediando más de cinco siglos de historia, ahora resulta que lo importante es tener que pedir perdón de continuo y flagelarnos por las perfidias cometidas. Que malos fuimos e incluso somos. Si algunos políticos iletrados dicen sandeces no debe resultarnos extraño, dada la gran incapacidad que demuestran en otros temas; sin embargo resulta extraño que personas con conocimiento insistan en retomar el tema. Hasta los Borbones actuales parecen tener la culpa. Que yo sepa el Descubrimiento y la Conquista la impulsaron primero los reyes de Castilla y Aragón y luego la dinastía de los Austrias. Pareciera que lo que les duele a algunos es que por entonces España fuera la primera potencia mundial; como luego lo serían Inglaterra, Francia o Estados Unidos.
Va a resultar que los piratas ingleses eran unos santos que nos quitaban la plata para devolverla a los americanos o que los asaltos al puerto de Buenos Aires o Cartagena de Indias eran intentos liberadores. Digamos que los republicanos franceses, que tuvieron que usar un tanto de la guillotina, entraron pacíficamente en España para darnos libertad, igualdad y fraternidad. Aquellos sí que eran imperios buenos, buenísimos. Ya ven lo próspera que es toda África, descolonizada de franceses e ingleses hace casi seis décadas. Que no decir de la India que despidió con lágrimas a los ingleses. Y los yanquis fueron unas verdaderas hermanitas de la caridad cuidando a sus americanos indígenas en reservas indias, especialmente preparadas para dejarles un cachito de su propia tierra. Cuéntenme de algún otro imperio venerable que los únicos malos, malísimos de verdad somos los españoles que no pedimos perdón. Cuéntenme otra historia de buenos y malos; ésta ya me aburre. Vale.
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