Señales de humo

José Ignacio Lapido

Desconcertados

17 de septiembre 2009 - 01:00

ESTOY convencido de que las decenas de asesores económicos que debe tener el presidente del Gobierno son personas todas ellas perfectamente formadas y con solvencia en la materia. Pues bien, digo yo que las tesis doctorales y los títulos en prestigiosas universidades que a buen seguro acumulan estos expertos servirán para algo más que para concluir que esto se arregla subiendo los impuestos de la gasolina, el tabaco y el alcohol. ¿O no? Si la única medida posible es esa, quiero mi título de profesor emérito en Economía Aplicada. Y lo quiero ya.

Zapatero y sus sabios asesores han debido pensar que nos aburríamos y han tirado de repertorio para alegrarnos el verano con una exhibición magistral de globos sonda, matizaciones, titubeos y rectificaciones. Un año han permanecido en sus planes los famosos y electoralistas 400 euros de desgravación. Apenas una semana el subsidio extraordinario de 420 euros tal y como inicialmente se planteó. Pocos días después de aprobarlo se desdijeron y ampliaron su cobertura. La subida de impuestos a las rentas más altas sugerida por José Blanco encontró rápidamente acomodo en el cubo de la basura. Se lo pensaron mejor y dictaminaron que donde se ponga un aumento de precio de los cigarrillos que se quite la progresividad fiscal. Y en esas estamos. Más el IVA, a no ser que mañana digan otra cosa.

Ocurrencia tras ocurrencia, la improvisación se ha convertido en la táctica a seguir mientras la estrategia sigue por definir. Por ejemplo, hasta ahora creíamos que "bajar los impuestos es de izquierdas" porque así nos lo había revelado el presidente. El domingo, Chaves decía en una entrevista que "subir los impuestos también es de izquierdas", con lo que se puede inferir que en España es posible al mismo tiempo una cosa y su contraria, desconcertante regate a la lógica que debiera llevar al PSOE a proclamar que todo lo que haga o diga Zapatero será de izquierdas. Incluidas las rectificaciones.

Algunos de los que por lealtad han suscrito durante más de una legislatura tal manera de gobernar, quién sabe si saturados de biodraminas contra el mareo, han emprendido un viaje sin retorno: Solbes, Jordi Sevilla, David Vegara, Cesar Antonio de Molina… Anteriormente, otros como Manuel Marín fueron defenestrados amablemente o invitados a exiliarse en Bruselas, como Jáuregui o López Aguilar.

No hace mucho, Gregorio Peces Barba criticaba a Zapatero en El País, achacando la bisoñería de algunas de sus decisiones al hecho de primar juventud frente experiencia en la elección de cargos de confianza. El título del artículo era muy ilustrativo: Un compendio de errores y engaños.

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