Provincia

La misteriosa herencia de Paloma Jover González

  • En 2008, una aristócrata decidió donar todos sus bienes a Lanjarón; tres años después de su muerte nadie sabe nada

Periódicos, radios y televisiones a nivel nacional se hicieron eco hace tres años del gesto ejemplar de Paloma Jover González, una mujer pudiente que decidió, antes de morir, donar todos sus bienes al Ayuntamiento de Lanjarón, localidad en la que residió hasta sus últimos días, con objeto de que se destinaran a fines sociales. Una noticia que entonces emocionó a muchos, pero sobre todo a los más necesitados de esta localidad alpujarreña.

Si bien es verdad que, transcurridos tres años, aparte de la gran cobertura que tuvo este hecho, nada más se sabe. El Ayuntamiento, en su día y en palabras del entonces alcalde del municipio, Mariano Ruiz, aceptó la herencia a modo de inventario, "porque realmente no sabemos a cuánto asciende la donación, tampoco sabemos si hay deudas y si éstas son mayores que los bienes".

En la actualidad este gesto ejemplar podría pasar a denominarse como la misteriosa herencia de Paloma. Por ello, representantes del grupo electoral EQUO-Lanjarón han denunciado que "aún no se ha esclarecido cuál ha sido el resultado del inventario que se realizó para saber exactamente el patrimonio con el que habíamos sido honrados los vecinos de Lanjarón".

Tras las elecciones municipales de ese mismo año (2011) hubo un cambio en la Alcaldía de la localidad, y el actual regidor, Eric Escobedo, según afirman desde EQUO, "nos dijo no saber nada más que doña Paloma tan sólo dejó unos cuántos muebles viejos que ahora se encuentran resguardados en un bajo del que dispone el Consistorio".

Nada que ver con la supuesta y "enorme herencia" de la que se habló hace tres años, con posibles "bienes inmuebles en Torremolinos, Málaga, Madrid y hasta Cuba" (el padre de Paloma Jover fue embajador en la isla), e incluso de "cuentas corrientes por valor de 30.000 euros". Para asegurarse, el Ayuntamiento, a través de sus servicios jurídicos, envió notificaciones a todos los registros de la propiedad y entidades del país con objeto de saber el total de los bienes donados, pero de eso, al parecer, hasta la fecha, tampoco se sabe nada.

El representante del grupo electoral, EQUO-Lanjaron, Herbert Troll, ha señalado que "lo que pedimos al Ayuntamiento es transparencia ya que a día de hoy no nos ha sido posible ver con nuestros propios ojos ni el testamento que doña Paloma firmó ante notario, ni el albarán o comprobante de los bienes que tan importante señora le dejó como herederos a todos los habitantes de Lanjarón, bajo la potestad del Ayuntamiento de Lanjarón".

Apasionada de la novela romántica, enamorada de los perros de raza y una gran persona, así la definen quienes conocieron en vida a Paloma Jover González, una aristócrata, hija del diplomático y embajador español, José María Jover, que decidió pasar sus últimos años de vida en Lanjarón. Pero quizá la virtud que más defina a Paloma sea la de la generosidad, y todo porque antes de morir hizo un testamento ejemplar: donar todo su legado al Ayuntamiento de Lanjarón, con la condición de que sus bienes se destinen a fines sociales. Un gesto que desde el Consistorio acogieron con satisfacción aunque ahora muchos lo vean como un auténtico misterio del que poco o nada se sabe.

Un bonito y ejemplar gesto de esta mujer que aún está a la espera de verse recompensado por parte de un municipio que en su día pensó en homenajearla. "El Ayuntamiento tendrá un reconocimiento con ella, ya no por la cantidad, sino por el gesto. Es algo de agradecer y que sirve de ejemplo el acordarse de las personas que no tienen privilegios", afirmó el entonces alcalde, Mariano Ruiz.

Desde el 20 de septiembre de 2010, en el cementerio de Lanjarón, los restos de Paloma descansan en paz junto a los de su hijo, que falleció repentinamente con tan sólo seis años de edad a finales de la década de los sesenta: concretamente en 1959. Paloma consiguió lo que se propuso, ser inmortalizada en un municipio que, aunque no la vio nacer, si la recordará por siempre como la mujer que quiso hacer felices a los vecinos que más lo necesitaban. Una felicidad que aún falta por verse debido a que de sus bienes nada se sabe o, simplemente, que no los había.

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