Camino a ninguna parte

En ningún lado encuentro un gobierno local que sepa tener ideas distintas para defender los intereses reales de mi ciudad

Ya saben ustedes que todo es posible en esta tierra, ese dicho "granaíno" que tantas veces referimos para explicar las cosas que nos vienen sucediendo. Incluso aunque no supiéramos que nos habían acontecido. Así, he descubierto que durante años visité la casa donde nuestro poeta de poetas vivía, y no lo sabía. Tampoco lo conocían los residentes habituales, ni los inquilinos, ni los estudiosos del poeta, ni el Ayuntamiento. En ninguna parte constaba el error de ubicación, ni nadie lo constató hasta que hubo que derruir un edifico próximo.

Pareciera que los errores persiguen la memoria de nuestro poeta. No hay forma de dar con algún resto de su cuerpo, por muchas tecnologías que usemos, ni por muchas memorias que extraigamos; aunque por memoria o relatos tenemos hasta tres fechas distintas para su asesinato (20 de agosto, según J.L. Vila-San-Juan; 19 para Ian Gibson y 17 para E. Molina). En ninguna parte me saben decir cuando podré visitar su legado y sigo conformándome con la media docena de libros que sobre su figura tengo en casa. ¿Los podría ceder al Ayuntamiento de Granada para llenar un poco el vacío inmenso que hay en cierto edificio ya inaugurado?

En ninguna parte me aseguran cuando podré tomar el metropolitano, ese vehículo que deambula cual fantasma vacío, enormemente vacío, por las avenidas de la ciudad. En sus numerosísimas y próximas paradas ya he podido ver a grupos de jubilados que llenan los asientos de las estaciones; puede que hayan llegado a la conclusión de que solo entrará en servicio si le dicen que los recoja y les lleve a algún lugar o a ninguno, es igual. O lo mismo aprovechan el airecillo que mueve en su ir y venir continua y fatuo. Y con tanto viaje, tan bien explicado por las autoridades incompetentes, me temo que cualquier día se nos suben unos turistas despistados y los tenemos en un ida y vuelta a ninguna parte.

En ningún lado me aseguran cuándo tendremos una estación de tren con trenes; en ningún lado encuentro un gobierno local que sepa tener ideas distintas para defender los intereses reales de mi ciudad. La solución para el tren resultó ser el ladrillo y cargarse lo poco que han dejado de la zona universitaria de Fuentenueva. Colosal idea la de la izquierda: más ladrillo. Menos mal que mi jefa, bravo Pilar, dijo que nones.

Huyendo de los calores he realizado un buen camino, muy comercial por cierto, y a la vuelta compruebo que esta ciudad sigue yendo a ninguna parte.

MÁS ARTÍCULOS DE OPINIÓN Ir a la sección Opinión »

Comentar

0 Comentarios

    Más comentarios