Gracia y perfección se han dado los gobernantes andaluces para explicar los resultados PISA en nuestra comunidad. Me imaginaba a la Consejera de Educación cantando la canción del relicario, a lo Sara Montiel, y al consejero de Economía y Conocimiento en plan torero enfrentándose a los pitones del PISA. No es para llorar sino para partirse de risa y de vergüenza.

Con todas las precauciones con que hay que tomar el informe PISA, resulta preocupante que todo se reduzca a ciertos titulares. Habría que leerse las 494 páginas que tienen el informe para hablar con mucho más conocimiento de causa (PISA 2015 Results Excellence and equity in education, volumen I). Me gustaría saber cuantas páginas del informe, en inglés lo he podido yo consultar, se han leído todos los políticos de turno. En este país, llamado Reino de España, lo esencial parecía que era saber qué región, comunidad, nación o nacionalidad histórica le mojaba la oreja a la otra. Y ya está.

En mi modesta opinión, en lo referente a la competencia científica de la que tengo un ligero conocimiento, y lo dice el propio PISA 2015, es que los resultados en ciencias en la mayoría de los países son similares a los resultados obtenidos en 2006, año en el que también se valoró globalmente la competencia en ciencias. Es decir en nueve años, con una gravísima crisis económica por medio, las cosas siguen más o menos igual. Interpreten como deseen.

Pero resulta que en esos nueve años, la actividad de la ciencia y la tecnología vienen modificando nuestra vida cotidiana de forma cada vez más acelerada. Hace 9 años las redes sociales no eran omnipresentes, el internet diario no estaba instalado en nuestras vidas, la biotecnología no tenía la capacidad actual, la robótica no presentaba las actuales opciones. Hace 9 años los alumnos de 15 años no disponían de los móviles actuales, ni de tablets que les ponían toda la información en la pantalla. Y mayoritariamente la enseñanza de las ciencias es hoy igual a la de 9 años atrás. Dentro de otro PISA todos los estudiantes de secundaria y universidad no conocerán otro mundo que no sea el de esas y nuevas tecnologías. La mayoría del profesorado de secundaria que conozco está cada vez más abrumado por el gap tecnológico y por la burocracia impuesta desde el BOJA. Sigamos discutiendo sobre si el vecino tiene cinco puntos menos o más; al parecer de la clase política eso es lo esencial, ¡garbo tiene la cosa! Vale.

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