Imposible defender que los presupuestos sanitarios de 2009 sean los deseables para una comunidad autónoma que se supone va ya por su tercera oleada modernizadora. Año de crisis, ya se sabe. Pero eso no quita ni un gramo de peso al hecho de que la Consejería de Salud vaya a manejar el año próximo la friolera de 9.782,3 millones de euros. Eso es dinero. Y parte de él, según anunció ayer en sede parlamentaria la titular de este departamento, María Jesús Montero, va a servir para "dar estabilidad" a 5.092 empleados eventuales de la sanidad pública andaluza, a los que quiere "transformar en interinos" y abrirles así el horizonte de una oposición a plazas fijas; cuando vuelvan las convocatorias de plazas, claro.

En cualquier caso, ese anuncio hace respirar más tranquilo al recién nombrado gerente del SAS, José Luis Guitérrez, que tendría muy difícil hacer compatible su perfil neto de profesional clínico con la adopción de los recortes de plantilla profetizados por el PP-A a través de su portavoz sanitaria, Ana María Corredera. Parece, pues, que queda claro que se reconoce que hay profesionales con contrato eventual que, sin embargo, realizan una función esencial (estructural, se dice en la jerga técnica) para el mantenimiento del nivel actual de la asistencia sanitaria. La misma Corredera se encargó, en su turno de intervención, de remachárselo a la consejera Montero: "Tengo constancia de profesionales a los que se les hacen 28 contratos en un mes, o 100 en un año; ningún juez diría que ese puesto de trabajo es circunstancial. Ustedes -dijo la portavoz popular- aprenden a base de sentencias judiciales".

A pesar de ese mal trago (previsible y para el que venía preparada), la consejera defendió sus cuentas para el año que viene desde la perspectiva del peso de la sanidad en la economía productiva andaluza, muy propio de estas fechas: un 6,15% del PIB, gracias a la "demanda de bienes y servicios y a la red de relaciones comerciales" generada desde la Junta, "que hace posible la I+D".