El PSOE venía recibiendo desde hace muchos años señales muy claras, elecciones tras elecciones, de que su proyecto político en Andalucía necesitaba de algo más que un mero repaso de chapa y pintura. Creyó que bastaba con un relevo generacional, con poner tierra de por medio con el pasado, pero ha sido insuficiente porque los ciudadanos –ahí estaban las encuestas para quien quisiera leerlas– no aprecian ni mejoras en sus economías domésticas ni avances en la lucha contra el paro y la corrupción. Susana Díaz tampoco quiso ver que su derrumbe político comenzó tras perder ante Pedro Sánchez las primarias del PSOE.

El 2-D es el epílogo de un modo de hacer política que ha marcado la vida andaluza durante cuatro décadas. La baraja ha quedado rota sobre la mesa y toca manejarse con nuevas cartas.

En el aspecto local, atentos al recorrido que nos queda hasta las elecciones municipales de mayo. Los resultados de anoche dejan un recado muy interesante puesto que la comarca no es ajena a la irrupción de las nuevas fuerzas, Ciudadanos y Vox. A pesar de que ambos partidos carecen a día de hoy de estructuras orgánicas sólidas en el Campo de Gibraltar, sus resultados son espectaculares. Cs vence en Algeciras, es segunda fuerza en cinco municipios y tercera en Tarifa. Ojo al PP de José Ignacio Landaluce en Algeciras: de partido más votado en las autonómicas de 2012 y segundo en las de 2015 (a un millar de votos del PSOE) ha pasado a ser la cuarta formación en votos en la ciudad, siendo sobrepasado de largo, además de por CS, por PSOE y Vox.

Con estos resultados, casi cualquier cosa puede pasar en las municipales, más aún si Ciudadanos y Vox atinan con la elección de sus cabezas de lista. El tsunami político comenzado en la comarca puede llevarse a más de uno por delante.