Andalucía

La izquierda busca en Andalucía corregir su “incapacidad patológica” para el acuerdo

Juan Espadas en la presentación de la Plataforma hace una semana.

Juan Espadas en la presentación de la Plataforma hace una semana. / José Luis Montero

Hace justo una semana, varios partidos y organizaciones de izquierda sorprendieron al formar la Plataforma Andaluza por la Mayoría Social en la que sorprendió la presencia del PSOE –poco dado a sumarse a estas iniciativas– y de su secretario general, Juan Espadas; la ausencia de UGT fue el otro plato de la balanza. En las fotos se agrupaban el coordinador de IU en Andalucía, Toni Valero; la portavoz de Por Andalucía en el Parlamento andaluz, Inma Nieto; la secretaria general de CCOO, Nuria López; parlamentarios de Podemos, el secretario general del PCA y representantes de Facua o de la Unión de Pequeños Agricutores. Lo avalaban personajes históricos de la izquierda andaluza, desde el es secretario general de CCOO, Francisco Carbonero; el primer teniente de alcalde de Sevilla, Antonio Torrijos; el ex alcalde de Carmona, Sebastián Martín Recio o el ex coordinador de IU en al comunidad autónoma, Antonio Maíllo, ahora en pleno proceso para intentar su regreso a una política que abandonó por motivos de salud y de desencanto.

La presentación corrió a cargo del historiador Carlos Arenas y, después de referirse a la iniciativa como un intento “de que la izquierda supere esa incapacidad patológica para llegar a un acuerdo”, enterró las esperanzas que pocos podían tener antes del acto: la iniciativa buscaba la “unidad para la ilusión”, nada de una “coalición electoral”.

Este foro de reflexión agrupaba, al menos, a cuatro partidos que pueden concurrir con listas propias a las próximas elecciones andaluzas previstas para 2026: PSOE, Sumar, Podemos y Andalucía Por Sí, siempre y cuando se logre agrupar lo que ahora agrupa la coalición Por Andalucía. Fuera de ellos, Adelante Andalucía ha marcado un ritmo propio, más andalucista e intencionadamente separado –su nuevo portavoz José Ignacio García lo exhibe cada vez que tiene oportunidad– de las directrices que llegan de los órganos de dirección de los grandes partidos en Madrid. Al menos cinco candidaturas, pues, para un electorado que enfrente tiene a PP y a un cada vez más radicalizado Vox, al menos en una Andalucía que le ha dado la espalda hasta convertirlo en irrelevante para conformar mayorías.

La intención de los convocantes, es tratar de armar una alternativa que les permita tratar de erosionar el paso de Juanma Moreno por una mayoría absoluta que, de no mediar errores graves en los próximos dos años va camino de repetir. La forja de su liderazgo pasa también por la ausencia de una propuesta clara y nítida por parte de la oposición o, como se dice en los círculos políticos, “no tiene nada enfrente”. Es ahí donde la Plataforma puede tener algo de recorrido, pero difícilmente puede conseguir articular esa alternativa más allá de la mera reflexión intelectual, si después no tiene esa traslación electoral, esto es, si quienes comparten ese diagnóstico se encuentran un conglomerado de siglas con diferencias complicadas de entender más allá de las cuitas personales entre cada una de ellas.

Valga otro ejemplo. Al día siguiente de la constitución de la Plataforma, se hacía público el Manifiesto Andaluz suscrito por Antonio Manuel, escritor y profesor de la Universidad de Córdoba; Modesto González, alcalde de Coria del Río, Javier García Fernández de la universidad Pompeu Fabra; Pilar Távora, directora de cine o José Luis Villar, profesor de la Pablo de Olavide. Todavía se encuentran en proceso para recabar adhesiones, aunque su principio básico se centra en la consecución de un espacio político propio de marcado carácter andalucista.

En el Parlamento

Con los dos parlamentarios de Adelante al margen, la situación de Por Andalucía, es cuando menos peculiar. Sus cinco miembros proceden de Podemos (Juan Antonio Delgado, Alejandra Durán y José Manuel López Jurado), Más País (Esperanza Gómez) y la portavoz, Inma Nieto de Izquierda Unida. Hay que recordar que la secretaria general de Podemos en Andalucía, Martina Velarde, es una de las que abandonó Sumar para integrarse en el grupo mixto en el Congreso de los Diputados. De momento, el grupo se mantiene unido y sus integrantes aceptan una situación que puede alterarse en cualquier momento.

A todo ello, la nueva organización de Sumar, ha dejado al margen a Izquierda Unida, justo en el momento en el que la candidatura de Sira Rego, ministra de Juventud e Infancia, podría encontrarse con el ex coordinador de la formación en Andalucía, Antonio Maíllo, que en su etapa andaluza no logró levantar el vuelo electoral de la coalición (Se presentó a dos comicios, en 2015 y 2018 y logró 5 y 6 parlamentarios respectivamente).

Sea quien sea el elegido, una de sus primeras tareas será el dotar a la coalición de una voz propia perdida con una integración en Podemos que no ha dado el resultado que se preveía. IU llegó a tener hasta 20 escaños en las elecciones autonómicas andaluzas de 1994 (su fundación es de diez años antes), en la época de Luis Carlos Rejón, que había sustituido a JulioAnguita como coordinador.

La irrupción de Adelante parecía haber devuelto a la formación a la relevancia que tuvo antaño, pero la expulsión de Teresa Rodríguez y sus afines tras las diferencias (de nuevo) con Podemos, les devolvió a la izquierda al panorama el el que parece encontrarse cómoda, el enfrentamiento entre posiciones poco separadas ideológicamente, pero distantes un universo en el plano personal. De 15 asientos a apenas 5 fue el peaje a pagar por esa división aún no cerrada.

En el acto de presentación de la Plataforma, alguien se atrevió a decirlo en voz alta: “en las últimas elecciones andaluzas, apenas diez mil votos separaron de conseguir cuatro escaños más en sendas provincias; tal vez eso hubiera impedido la mayoría absoluta de Juanma Moreno”. No lo hicieron y en su mano está que no se vuelva a repetir.

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