En Ciudadanos la P no es de partido, es de proyecto. En esta diferencia no se cansan de insistir en la formación naranja (para no llamarla ni partido ni proyecto). Ayer abundaron en el asunto Juan Marín, Javier Nart y Albert Rivera. El candidato a la Presidencia de la Junta, el eurodiputado y rostro mediático de Ciudadanos y su presidente recalcaron una y otra vez esa seña de identidad que muchos aplauden y secundan y reciben como una novedad y otros consideran una trampa tendida para capturar incautos y desencantados.

Ciudadanos celebró su "acto central" de la campaña -así lo definió el propio Rivera- a una semana del 22-M, fecha en la que se producirá el "cambio" que trae su proyecto/partido o su partido/proyecto o las dos cosas a Andalucía, el lugar "en el que nacerá la transformación" de todo el país, una revolución tranquila y moderada, pero sin concesiones -al contrario, muy muy dura-, anclada tanto en la teoría como en la estética del centro político, si se tiene en cuenta el paisanaje que llenó ayer el salón del hotel sevillano en el que la formación de Rivera celebró su acto electoral.

Rivera, Nart y Marín parecieron querer aclarar, justificar, explicar el nombre de Ciudadanos. Muy sencillo. En estos recae todo el protagonismo. "Ustedes son nuestros jefes", proclamó el presidente del partido. Del proyecto. Ciudadanos es un partido "contra la partitocracia". En el diagnóstico de los dirigentes de Ciudadanos, el actual sistema está caduco, sostiene -y a su vez es sostenido- a la vieja política, cuya "primera víctima es la ciudadanía", denunció Nart, que abominó de los mítines al uso.

El eurodiputado fue especialmente duro contra el "régimen de 36 años de califato" con el que el PSOE domina la comunidad ejerciendo la vieja máxima del franquismo sociológico por la que se asocia la patria al dirigente. Es decir, Andalucía soy yo, que vendría a ser lo que a juicio de Nart proclama un día sí y otro también la presidenta andaluza y candidata del PSOE, Susana Díaz.

Nart arremetió contra los socialistas, a los que acusó de haber protagonizado en Andalucía uno de los "acontecimientos más repulsivos" de los que se tiene noticia en política: robar el dinero de los parados. "¿Ejemplaridad contra la corrupción? En el PSOE ni está ni se la espera", advirtió el eurodiputado.

Marín, el candidato, hizo hincapié en lo que ha venido proclamando a lo largo de la campaña. El proyecto/partido de Ciudadanos se dejará sentir en el Parlamento a partir del 22-M. Y en este punto, de la mano de Rivera, trazó de nuevo las líneas infranqueables. Cualquier posibilidad de pacto, por mínima que sea, con su formación, venga de quien venga y con la intención de que todo siga igual, es tan inalcanzable como una supernova por muchos "sillones, paguitas o carguitos" que les ofrezcan. En este punto, Rivera se mostró inamovible. "No se nos debe preguntar a nosotros si seremos inflexibles, sino a ellos [PSOE] si serán lo suficientemente humildes para entonar el mea culpa por como han dejado esta tierra. Porque sin mea culpa no habrá perdón, y si no hay un cambio drástico, si no dejan la vieja política del siglo XX y no hacen política para los ciudadanos del siglo XXI, no hay nada de lo que hablar".