'Conoce a tus polinizadores': un juego de la Unión Europea
Una propuesta de juego de mesa para abordar la extinción silenciosa, aunque necesitaría ser mejorada en varios aspectos
Educación artística y Educación científica: dos visiones del mundo
Si le pedimos que piense en un polinizador, con alta probabilidad se le vendrá a la cabeza la imagen de una abeja. Este insecto es identificado por todos como el polinizador estrella, sin embargo, en la Península Ibérica contamos con una amplia biodiversidad. Las moscas, las mariposas, las avispas, las abejas, pasando por los escarabajos, las cochinillas, hasta incluso algunas aves, pueden participar en este proceso.
Como ya se expuso en un artículo de Ciencia Abierta (mayo de 2022), la polinización es indispensable para la agricultura, de la cual se sustenta nuestra alimentación, la de los animales de la industria ganadera, así como la del planeta Tierra al completo. Se calcula que el valor económico de la labor de las abejas y otros polinizadores en la agricultura es de unos 265.000 millones de euros anuales en todo el mundo, 22.000 millones para Europa y más de 2.400 millones de euros para España. Los polinizadores no solo contribuyen a la producción mundial de alimentos, sino también a la seguridad nutricional de los mismos, por lo que la polinización tiene un efecto positivo en la salud de las personas.
El interés no es solo económico o social, el medioambiente también está en riesgo. Las plantas son grandes sumideros de CO2, productores de oxígeno, reguladores de la temperatura, etc., es decir, un eslabón imprescindible de los ecosistemas. En las últimas décadas, se han extinguido numerosas especies de polinizadores, otros muchos se encuentran en peligro de extinción y el descenso de individuos es alarmante. Es un asunto muy preocupante. Algunas de las amenazas son la contaminación, el uso de pesticidas, el aumento de la temperatura, las prácticas agrícolas indebidas, la expansión de las zonas urbanas, la contaminación lumínica o la introducción de especies exóticas. El problema es de tal envergadura y cuenta con tanta escasez de concienciación que algunos autores lo han denominado como la “extinción silenciosa”.
Es un error pensar que la abeja melífera europea se encuentra en peligro de extinción y que por ello solo es necesario promover prácticas apicultoras para su conservación. Aunque algunas poblaciones están afectadas por la pérdida de hábitat, su excesiva proliferación puede incluso llegar a ser un problema para otros insectos. El aumento del número de colmenas incrementa la competencia con insectos urbanos, igualmente importantes para la polinización de plantas y cultivos, como pueden ser las polillas, las avispas u otras especies de abejas silvestres. Estas prácticas solo mantienen una visión utilitarista de la polinización y no contribuyen a mantener la biodiversidad, existiendo otras especies polinizadoras en mayor riesgo.
Estos problemas los generamos nosotros, por eso es clave que los ciudadanos adquiramos conciencia sobre la importancia de estos organismos. Es necesario un enfoque integrador que implique a diversos agentes, incluido la sensibilización de la sociedad. Ante esta circunstancia, la Unión Europea puso en marcha, en el 2018, un conjunto de medidas para la protección de los polinizadores, centradas en políticas de salud, medio ambiente, agricultura, investigación e innovación. Una de estas medidas divulgativas fue el diseño y creación de un juego de cartas llamado Conoce a tus polinizadores. Este juego da a conocer numerosos polinizadores de forma amena, ayudando a desbancar a la abeja como el único polinizador estrella, permitiendo conocer otros insectos que también participan en esta labor, como la mosca cernidora del pino o el trips del brezo. De igual forma, también permite identificar el elevado número de especies en peligro de extinción. Sin embargo, tras un estudio de investigación, se concluye que el juego presenta numerosos aspectos a mejorar. Conoce a tus polinizadores no representa una diversidad real de las especies implicadas en el proceso, manteniendo la idea de que solo los insectos voladores pueden ejercer esta función. También muestra una visión utilitarista de la polinización y está enfocado exclusivamente en generar un aprendizaje memorístico.
El juego presenta numerosos aspectos que pueden ser perfeccionados para promover una concienciación real, con aprendizaje significativo y a largo plazo. Sería interesante incluir más diversidad de especies, como por ejemplo aves, lo cual podría ayudar a entender que, además de los insectos, también otros seres vivos son polinizadores, o escarabajos, para asimilar que la capacidad de volar no es imprescindible. Sumado a ello, podrían incluirse las amenazas de cada especie. Esto ayudaría a comprender el problema, aportando una visión holística de la situación. Así mismo, proponemos realizar varias versiones, para que el juego pueda adaptarse a edades tempranas, indispensable para desarrollar concienciación ambiental en la infancia. Además, planteamos cambiar las reglas del juego para que no solamente se priorice la memorización de nombres y características, sino también se desarrollen actitudes de respeto y protección hacia el medio ambiente. Llevando a cabo estas modificaciones el juego podría ser útil para alcanzar la adquisición de conocimientos y la sensibilización ambiental sobre polinizadores.
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