Escuchando la voz de los que ya no viven
Ciencia abierta
Una “biociencia” poco conocida, la antropología biológica, nos habla sobre la vida de nuestros antepasados
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La antropología biológica, aunque es desconocida para muchos, sigue arrojando importantes descubrimientos sobre nuestra especie, estudiando desde aspectos evolutivos hasta aquellos ecológicos y sanitarios, gracias a los vestigios que dejaron nuestros antepasados. Nuestra investigación, apoyada por el Departamento de Medicina Legal, Toxicología y Antropología Física de la Universidad de Granada, y gracias a la tutorización de Rosa María Maroto Benavides, ha buscado dar voz a dos poblaciones que habitaron nuestra provincia hace siglos, enfocándose en aspectos relevantes como la estatura. Aunque es innegable que la estatura está condicionada por la genética, esta es también muy importante a la hora de determinar el bienestar biológico de poblaciones antiguas, pues según J. Miguel Martínez Carrión, tiene capacidad de expresar una interacción entre la genética, las condiciones medioambientales, y factores como la salud, la ecología o la nutrición, funcionando como un buen indicador de la calidad de vida de nuestros antepasados. En definitiva, estudiar la estatura, puede permitirnos reconstruir la situación en la que vivían, y en nuestro estudio quisimos comprobar esta cuestión ¿Realmente la estatura puede estar afectada por las diferentes condiciones económico-sociales y ambientales?
Hemos de remontarnos varios siglos atrás, en concreto a la Edad Media. Según los estudios de Zita Laffranchi y sus compañeros, la sociedad medieval en el Reino de Granada estaba dividida en dos ámbitos socioeconómicos, la sociedad rural, y la sociedad urbana donde se ha demostrado una clara distinción en el estado de salud y en las tasas de crecimiento y desarrollo, entre las personas que vivían en cada ambiente. El material utilizado en nuestro trabajo fueron 28 individuos de dos de las necrópolis más importantes para la Granada medieval, Sahl Ben Malik, en la calle Ventanilla, y Mancoba, en Baza. Siendo del siglo XI y XII, son dos necrópolis asociadas a una sociedad más comercial, urbana. Ambas están ocultas bajo el casco urbano actual, y en los últimos años se han realizado numerosas excavaciones de urgencia en distintos sectores de las necrópolis, direccionadas según la demanda urbanística.
En el yacimiento de Sahl Ben Malik, fue necesaria una limpieza, reconstrucción y una clasificación previa por sexo, gracias al método de Ferembach, pues los restos los obtuvimos en bolsas de plástico llenas de material y tierra, mal clasificados. Una vez clasificados, para hallar la altura de los individuos a partir de los huesos largos, tomamos una serie de medidas biométricas que gracias al método de Mendonça (para huesos bien conservados) y al de Steele (para huesos fragmentados), basados en una serie de fórmulas regresivas, pudimos hallar la estatura. Con estos datos, examinamos, en primer lugar, si había variabilidad en la estatura entre ambas poblaciones. Los resultados salieron acordes a lo que esperábamos, pues entre las poblaciones de Granada capital y de Baza no encontramos diferencias significativas. Esto se explica porque, a pesar de que en la Granada medieval había dos ámbitos socioeconómicos (rural y urbano) que se diferenciaban en el estado de salud, desarrollo, y estatura, ambas poblaciones estudiadas, pertenecían al ámbito urbano, comercial, y de la misma provincia. Los diversos factores que influenciaron en el desarrollo y la estatura de los individuos, serían los mismos para ambas poblaciones.
Uno de los resultados más sorprendentes de nuestro análisis fue la baja estatura promedio de los individuos estudiados. Estos datos nos motivaron a profundizar en las posibles razones detrás de estas cifras. Una de las posibles causas de la baja estatura pudieron ser las enfermedades que predominaron en esa época. Según Ramón López-Gijón, está demostrada una alta presencia de Echinococcus granulosus en individuos de Granada y Baza. Además habría sido muy común en Baza en concreto, pues hay documentada una alta frecuencia de lobos en los alrededores, y estos son el principal foco de propagación de este parásito. Tener o no este parásito, podría haber sido esencial para el desarrollo de los individuos, pues según la OMS, al sufrir este tipo de enfermedades (hidatidosis), caracterizadas por una sintomatología abdominal como vómitos, y náuseas, podría dar como consecuencia una deficiencia en energía y micronutrientes como zinc, hierro y potasio, entre otros, adquiridos sobre todo por la alimentación. Además, en lugares donde los recursos alimenticios están limitados, es frecuente que se dé la distrofia pluricarencial, un trastorno dietético grave que conlleva un mal desarrollo debido a una carencia de nutrientes vitales básicos y un déficit importante de proteínas, pudiendo ser otra causa de las bajas tallas en esta época. Según José M. Martínez Carrión, también es posible que, bajo este contexto, el desarrollo se viera mermado por una reducción del metabolismo basal, una estrategia donde se necesitaría menor ingesta nutricional, permitiendo ser funcional con una disponibilidad de nutrientes limitada. Asimismo, otras enfermedades como la malaria, también eran abundantes en la época, pudiendo haber sesgado el crecimiento. Según José M. Martínez Carrión y Juan J. Pérez Castejón, hay estudios que demuestran que la talla ha aumentado en la Península a lo largo de la historia paralelamente a la disminución de casos de estas enfermedades.
Finalmente, realizamos una comparación entre ambas poblaciones y otras medievales de distintas zonas de la Península Ibérica. Calculamos la altura promedio y clasificamos las poblaciones siguiendo las clases establecidas por Martin y Saller. Posteriormente las agrupamos en dos grandes zonas, “Norte” y “Sur” de la Península Ibérica, con el objetivo de identificar posibles diferencias regionales. Los resultados coincidieron con nuestras predicciones: observamos diferencias entre el Sur y el Norte de la Península, destacándose en el Sur una mayor proporción de individuos clasificados en la categoría de “supermedianos”. Esta distribución podría deberse, según diversos autores, a variaciones ambientales de la época, explicadas por el llamado Gradiente de Precocidad Norte-Sur. Según este gradiente, factores como la temperatura y la luminosidad habrían favorecido el crecimiento en las poblaciones del Sur, aunque este efecto desaparecería con los avances socioeconómicos posteriores.
En resumen, en nuestro estudio concluimos finalmente que entre las poblaciones de estudio no encontramos diferencias significativas en la estatura, y que comparando poblaciones agrupadas en “Norte” y “Sur” de la Península Ibérica sí que podría haber diferencias. Con esta investigación hemos puesto al descubierto la gran importancia de la antropología biológica como ciencia. Por último, destacar que serían necesarios más datos para realizar más estudios acerca de la variabilidad morfológica entre las poblaciones del Sur y del Norte de la Península, para obtener resultados significativos, a pesar de los ya obtenidos. Igualmente podría ser interesante la comparación entre poblaciones de los ámbitos rural y urbano, pudiendo ser una línea de investigación futura muy interesante en el ámbito de la antropología biológica.
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