¿La melatonina no era para dormir?
Ciencia abierta
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La melatonina es una molécula muy conocida que todo el mundo relaciona con el sueño, probablemente recordemos anuncios donde nos presentan comprimidos que son capaces de ayudarnos a caer en los brazos de Morfeo. Cierto es que la melatonina ejerce una función capital en la regulación del sueño y la vigilia pero no está relegada solo a esa función. La primera función que ejerció esta molécula parece ser que fue la de proteger a las bacterias primigenias que la poseían de la acción oxidante del oxígeno. Esta acción antioxidante se mantuvo cuando las primigenias bacterias se incorporaron en la evolución celular como mitocondrias o cloroplastos. En los millones de años de evolución y con el aumento de la complejidad de los organismos, la melatonina amplió sus funciones, actuando en diversas funciones como la regulación del sueño/vigilia, acciones antiinflamatorias o, regulación de diversos aspectos del metabolismo en animales y también en plantas.
La melatonina, en fin, nos lleva acompañando millones de años y es objeto de estudio de las investigaciones desarrolladas por el grupo CTS101-Comunicación Intercelular del Centro de Investigación Biomédica, perteneciente a la Universidad de Granada. Este grupo de investigación ha descrito la potencial capacidad de esta molécula para convertirse en un potente aliado en la lucha contra el cáncer, esa lacra que también acompaña a la humanidad desde tiempo inmemorial como se ha identificado en algunas momias que presentaban crecimientos tumorales malignos. La investigación en biotecnología del grupo CTS101 ha puesto de manifiesto que la melatonina, a dosis elevadas y en combinación con la terapia habitual, puede favorecer la eficacia de los medicamentos y reducir su toxicidad, siendo un prometedor aliado en la lucha contra el cáncer. En este contexto se enmarcan los trabajos de los autores de este Ciencia Abierta, Javier Granados Fernández y Elena Torres Guillén. Cada uno se ha centrado en un tipo de cáncer y en cómo la melatonina puede ayudar a superar la resistencia a sus tratamientos.
La investigación de J. Granados se ha centrado en los casos de cáncer de cuello (tráquea) y cabeza (lengua) que se tratan con cisplatino, un fármaco que se usa como quimioterapia en estos tipos de neoplasias pero en que se dan numerosos casos de resistencia al tratamiento. ¿Podría la melatonina ayudar al tratamiento? En la investigación se han usado dos líneas celulares: una con características más comunes presentes en cáncer de cabeza y cuello; y otra con característica adicional de resistencia al cisplatino. Con estas dos líneas se generaron modelos animales con ratones, de tal forma que se pudiese obtener una primera aproximación de lo que supondría el tratamiento combinado de cisplatino, terapia habitual frente a este tipo de neoplasias, y melatonina. Recalcar que se siguieron los protocolos establecidos de cuidado y bienestar animal. Los resultados indican que la melatonina potenciaba el efecto del cisplatino en ambas líneas celulares, tanto la común como la resistente al medicamento, poniendo de manifiesto la capacidad de la melatonina para potenciar los efectos de la medicación en este tipo de neoplasia, y especialmente en la línea de células resistentes, que suele generar mayores complicaciones. Aún queda mucho por andar para trasladar este modelo animal a humanos, pero la investigación biotecnológica avanza paso a paso.
El trabajo de E. Torres se ha centrado en el cáncer de mama, una de las patologías más prevalentes a nivel mundial y principal causa de muertes oncológicas en mujeres. A pesar de los avances terapéuticos, la aparición de quimiorresistencia y la posterior metástasis limitan la eficacia de los tratamientos convencionales, como la quimioterapia con doxorrubicina. Nos preguntamos: ¿Podría la melatonina actuar como coadyuvante para revertir la resistencia a doxorrubicina y modular el comportamiento metastásico de células tumorales?
En la búsqueda de una respuesta a esta investigación se emplearon dos líneas celulares de cáncer de mama: la MCF7, sensible a doxorrubicina, y la ADR, resistente al fármaco. Se evaluó la proliferación, migración y expresión de distintas proteínas metastásicas (E-cadherina y vimentina), además de transportadores de eflujo (ABCB1), para caracterizar ambas líneas. A su vez, se estudió el efecto de la melatonina para disminuir la quimiorresistencia y el fenotipo metastásico. La línea ADR presenta una marcada resistencia a la doxorrubicina, y un alto grado de metástasis evidenciado por la elevada expresión de vimentina y del transportador ABCB1, y baja expresión de E-cadherina. El tratamiento combinado con melatonina disminuyó significativamente la migración celular de ambas líneas, es decir menor tendencia a la metástasis. Asimismo, la melatonina favoreció la acumulación intracelular de doxorrubicina en las células resistentes, lo que sugiere un impedimento funcional de los transportadores ABCB1. Los resultados apoyan la hipótesis de que la melatonina puede ser una alternativa eficaz para sensibilizar células tumorales quimiorresistentes y limitar la progresión de la metástasis.
En definitiva, ambos estudios refuerzan las investigaciones sobre el uso de la melatonina como estrategia terapéutica adyuvante en el tratamiento de diferentes tumores.
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