Simón | Crítica

Denuncia y exilio, propaganda y efectismo

Christian McGaffney es Simón en el filme del venezolano Vicentini.

Christian McGaffney es Simón en el filme del venezolano Vicentini.

En un cine Cervantes lleno y con abundante presencia de compatriotas, se preestrenó en Sevilla (hoy llega a las salas) la cinta venezolana Simón, candidata al Goya a la mejor película iberoamericana y uno de los grandes éxitos de la taquilla local a pesar de su abierto mensaje crítico y denunciatorio de las condiciones de vida y la restricción de derechos y libertades en el país que gobierna Nicolás Maduro

La película que escribe y dirige Diego Vicentini parte de los siempre temibles “hechos reales” para reconstruir en dos tiempos la historia de represión y exilio de un joven estudiante contestatario (Christian McGaffney) obligado a salir del país hacia Miami después de ser detenido y torturado en los peores calabozos de Caracas. Una reconstrucción doblemente efectista en su escritura y giros de guion y una puesta en escena enfática que inciden en las (tramposas) consecuencias del estrés postraumático de nuestro protagonista al tiempo en que ponen en su camino toda una serie de visiones y recuerdos mientras recibe la inestimable ayuda de una estudiante de derecho norteamericana que se entrega a su causa con una súbita mezcla de solidaridad, devoción y atracción romántica.

Simón reduce y simplifica así todo contexto histórico y social en aras de un apretado drama personal y unas emociones elementales sostenidas sobre el maniqueísmo entre los jóvenes idealistas y luchadores y la maldad perversa de un régimen encarnado en sus sádicos rostros militares. Súmenle a la odisea una no menos enrevesada peripecia médico-legal en Miami y tendrán servido el material sensible de un telefilme amplificado en scope con una de esas bandas sonoras que subrayan cada golpe y cada imagen retroactiva.

En el mismo año en que hemos visto Trenque Lauquen, Los delincuentes, La práctica, Los colonos, Retratos fantasmas, El Conde o Tótem, que una cinta como Simón sea candidata al Goya dice mucho menos de nuestros premios y esta categoría que del cine entendido como producto de denuncia y propaganda antigubernamental.