Aromas y sabores

Isabel de Inglaterra inventa una ginebra y la comercializa

  • The Royal Collection ha puesto a la venta un destilado que sale directamente de los jardines de Buckigham Palace

La ginebra de la reina de Inglaterra.

La ginebra de la reina de Inglaterra. / M. L.

"La única verdad en este mundo es la ginebra”, podía leerse en un artículo titulado Vida bohemia, publicado en Blanco y Negro el 25 de marzo de 1893. El famoso espirituoso aromatizado con bayas de enebro ya gozaba de buena publicidad a finales del siglo XIX. Se había inventado en los Países Bajos entre finales del siglo XV y principios del XVI. A principios del XVII se usó para mejorar la función renal y la digestión. Y ya en el siglo XVIII fue cuando empezó a consumirse con tónica como remedio medicinal combatir la malaria.

Hoy en día, esta bebida está muy de moda en España, desbancando al whisky hace años. Fueron los menorquines quienes primero la bebieron en el país, después de que los británicos conquistaran Menorca en 1708. En los últimos tiempos la ginebra no ha dejado de ganar cuota de mercado.

Parece que fue Franciscus Sylvius, profesor de la Facultad de Medicina de la ciudad de Leyden (Holanda), quien destiló el fruto del enebro con alcohol puro, con el objetivo de producir una medicina. El objetivo era aprovechar las propiedades beneficiosas que se supone tenía este fruto para el riñón. Los ingleses fueron después quienes lo refinaron y lo popularizaron entre su población hasta que se convirtió en un problema. El responsable fue el Rey holandés Guillermo de Orange que, cuando accedió al trono británico en 1698 como Guillermo III, se llevó consigo la fórmula de la ginebra.

Pronto se convirtió en un problema, puesto que el consumo se les fue de las manos a los ingleses. Los soldados que volvían de los Países Bajos comenzaron a beberla en cantidades ingentes como bebida para el ocio y no como medicina, utilizando a diario el pretexto de la prescripción médica. Los empresarios vieron la oportunidad y no dudaron en añadir a la bebida cualquier tipo de aditivo que hiciera su sabor más aceptable, con el objetivo de que se siguiera consumiendo y no tener que reducir su producción. Era como si la población más pobre, que aspiraba a beber como el Rey, aceptara cualquier ginebra sin darse cuenta de que ellos no podían permitirse la ginebra que bebía el Monarca. Pero las casas de destilación de mala ginebra crecían a medida que aumentaban los consumidores.

Que hay pocos destilados más británicos que la ginebra es tan cierto que dicen los conocedores de los secretos de palacio que nunca falta en el mueble bar de la realeza inglesa, aunque algunos miembros de la ‘royal family’ sean prácticamente abstemios. Pero además del imaginario colectivo británico y de los combinados reales, desde hace unos días, la ginebra también forma parte de la lista de productos que pueden adquirirse en la tienda oficial de la monarquía inglesa. Y es que su graciosa majestad ha permitido que se comercialice la ginebra que nace directamente de Buckingham Palace. La ginebra está a la venta desde esta semana en la web de The Royal Collection y, según aseguran en la descripción del producto que hicieron en su lanzamiento, tiene notas herbales y cítricas de cerca de doce extractos naturales recogidos de los mismísimos jardines de palacio, un espacio de cerca de 16 hectáreas que, aseguran, son el hábitat natural de 30 especies de pájaros y otras cerca de 250 de plantas silvestres.

La ginebra de Buckingham ha salido a la venta por 40 libras –unos 44 euros– y ha tenido tan buena acogida que en tan solo unas horas ya se había agotado la primera remesa. Sólo se vende a mayores de edad que vivan en Reino Unido, porque solo envían a direcciones nacionales. Sin embargo, no llegará al domicilio del comprador hasta el mes de octubre.

La ginebra forma parte de las bebidas favoritas de su majestad. Según contaba el periodista Andrew Alderson del Daily Telegraph hace unos años después de pasar un par de semanas en palacio, la reina toma todos los días un dubonnet, que es un cóctel del que también gustaba la reina madre.

En el caso de Isabel II tiene que ser servido con una parte de ginebra, dos de dubonnet, dos cubitos de hielo y una rodaja de limón. Pero no es el único uso que tiene este destilado en la casa real, ya que, tal y como contaba Angela Kelly, modista de la reina, es su libro The Other Side of the Coin (El otro lado de la corona), de vez en cuando la utilizaba para dar lustre a las joyas. “Un poco de ginebra y agua son muy útiles para dar un brillo extra a los diamantes, pero ¡no se lo digáis al joyero!”, escribía.

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