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Análisis | Custodia del Corpus Christi de Granada
Hay quien dice que 'hay tres jueves que brillan más que el sol'. Y sí, así se vive cada año el Jueves de Corpus Christi en Granada. Jornada de sol radiante que, ante la portada de la Santa Iglesia Catedral, colma sus rayos en las arcadas renacentistas. Un año más, destellos sin igual se posan ante la ornamentación gótica sobredorada, reflejando en sí mismos la pulcritud del día. El firmamento deslumbra sobre el cristal del viril a los granadinos, siendo el culmen de la obra cincelada en otro donde reside Su Divina Majestad.
Así comenzaría la crónica de la Solemne Procesión del Corpus Christi desde la Santa Iglesia Catedral. Luz y claridad ante una de las joyas de la orfebrería más destacadas del arte sacro andaluz. Y es que la Custodia, símbolo devocional de toda la ciudad, antecedió a la propia catedral granadina. Incluso a la Virgen de las Angustias, o cualquier otra devoción que se venere en la ciudad. Sobre los cimientos de un templo catedralicio que se comenzaba a erigir, ya se alzaba el fervoroso emblema que sigue sorprendiendo, año tras año.
Una ofrenda de la Reina Isabel la Católica a la ciudad del año 1501, que sufriría multitud de intervenciones a lo largo de las centurias. Es el templete, eje central de la obra, el símbolo que se ha mantenido invariable en el tiempo. Pero, tras el alarde orfebre y arquitectónico, ¿qué esconde la Custodia a la que Granada lleva rezando más de cinco siglos?.
El templetehexagonal con chapitel es la sección más antigua, así como la única que se conserva de la Custodia donada por la Reina Isabel. El remate queda coronado por una Imagen de la Virtud Teologal de la Fe, que sostiene un cáliz y una cruz, un símbolo de profunda significación religiosa. Seis columnas torsas en su mitad inferior rodean el viril (espacio en el que descansa el Santísimo), adornado con rayos solares y doce estrellas de plata. Algunos expertos del arte sacro e historiadores establecen paralelismos entre este templete y popular Custodia de Toledo, así como con la mazonería de la Capilla Real, también una donación de la monarca a la ciudad de Granada.
El basamento hexagonal es obra del platero de fábrica Francisco Téllez, datado entre 1531 y 1569. Fue el encargado de sustituir el fundamento primitivo por una sólida estructura en la que el diseño presenta atlantes en sus seis ángulos y cartelas con bustos de apóstoles, sostenidas por niños (símbolo de la inocencia) de proporciones esbeltas. Sobre cada atlante, un jarrón de plata de dos asas.
La cúpula superior, también creación de Téllez, cumple una doble función: equilibra el basamento con la parte superior y conecta armoniosamente la obra original gótica con las nuevas adiciones renacentistas. En ella se observa el escudo de los Reyes Católicos, en recuerdo de esta singular ofrenda, enmarcado por roleos de cardina gótica. Finalmente, el jarrón que corona la cúpula reemplazó un relieve no conservado, sirviendo como germen de seis volutas que enlazan las diferentes épocas de la pieza.
Durante todo el año, turistas y visitantes se acercan a la Capilla de Santa Lucía de la Santa Iglesia Catedral, descubriendo una auténtica joya de la orfebrería contemporánea granadina. Se trata de una imponente estructura, diseñada ex profeso para alzar la Custodia cada Solemnidad del Corpus Christi, en la tradicional Solemne Procesión por las calles de la ciudad de Granada.
En su primitiva concepción, tanto el basamento como el carro procesional, serían ideados en el año 1952. El cabildo catedralicio solicitó la colaboración desinteresada de los granadinos, que donaron grandes cantidades de plata para la noble causa. El diseño final fue obra del reconocido orfebre granadino Miguel Moreno, quien tras presentar varios proyectos, obtuvo la ratificación arzobispal en 1989. Las labores de este monumental trono concluyeron en 1992.
En el monumental diseño de Moreno se revela un ochavo, sobre el que se eleva un rústico graderío. En él, fusiona la arquitectura clásica con elementos naturales, como grutas con formaciones calcáreas que albergan a los cuatro Evangelistas. La iconografía queda plasmada en dieciséis imágenes de bulto redondo y elaborados fondos repujados. Estos elementos narran tanto la historia sagrada, con la Inmaculada Concepción de Alonso Cano y los Apóstoles. Al fondo, reconocibles vistas panorámicas quedan representadas en bajorrelieve, entre ellas la Alhambra, el Sacromonte o el Albayzín, así como los rostros de los Reyes Católicos. A su vez, el maestro orfebre incluyó una profunda simbología eucarística que diera sentido teológico a las andas procesionales, representando el Cordero Místico y el Pelícano, haciendo de este trono una obra de arte que trasciende su propia concepción original. Un basamento de plata y oro, sobre el que se alza la fe de toda la Iglesia de Granada.
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