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La 'Balandrilla de los Gatos', una divertida batalla naval a "pimentazos"

  • Multitud de personas han seguido esta peculiar pelea desde la orilla 

La 'Balandrilla de los Gatos', una divertida batalla naval a "pimentazos"

La 'Balandrilla de los Gatos', una divertida batalla naval a "pimentazos" / Alba Feixas

A tomatazo y pimentazo limpio. Los vecinos y veraneantes de La Rábita, en la Costa de Granada, han vivido muy de cerca uno de los eventos "más esperados y espectaculares" de sus fiestas patronales con la tradicional batalla naval de la ‘Balandrilla de los gatos’. Una pelea entre moros y cristianos "única en su género" que atrae cada vez a más curiosos que se acercan hasta la playa para contemplarla y de vez en cuando "jalear" a los suyos que, desde dos barcas adornadas de la época tienen una épica lucha. El objetivo está claro: hundir al contrario con la ayuda de tomates y pimientos que desde las propias barcas se tiran los unos a los otros.

Una particular alegoría que versiona el enfrentamiento que ganaron los cristianos a los moriscos y que ha sido muy seguida por los propios vecinos del pueblo. Un cohete anunciaba el inicio de esta peculiar batalla para que los curiosos que esperaban expectantes desde el paseo marítimo se acercasen a la misma orilla para "ayudar" a los cristianos con varias cajas verduras.

Risas y mucha guasa entre el público que año tras año acude a esta peculiar tradición y sorpresa y complicidad de los que lo ven por primera vez, es una fiesta curiosa, con gracia y sin malicia, más que una representación de un enfrentamiento armado ciertamente cruento. El aliciente, además de pasarlo bien es ver cómo un amigo, vecino o familiar, vestido de cristiano o morisco, hace las veces de soldado al que le toca vencer o morir, según el bando, ya es motivo de risas instantáneas y de tertulia posterior.

El alcalde pedáneo del municipio, Manuel Salinas, explica a Granada Hoy que cada vez es más complicado mantener las tradiciones. "Antes participaba hasta la gente mayor del pueblo, era una batalla muy participativa y más espectacular. Es una pena porque las tradiciones se van perdiendo, pero estamos haciendo todo lo posible por mantener, aunque sea esta batalla y la subasta de los pollos y los roscos de María Santísima".

Salinas indica entre risas que durante la batalla se tiran pimientos y tomates y no otro tipo de verduras más pesada porque "tampoco es cuestión de que nadie se abra la cabeza, de hecho, esta mañana me han traído algunos calabacines y eso lo hemos retirado porque puede escalabrarse alguien".

Y añade que la batalla continúa desde la orilla. "Dejamos varios cubos con tomates en la orilla por si la gente que lo ve quiere tirar también a las barcas. Algunos niños se esperan a que las olas traigan lo que se va tirando para recogerlo y volver a tirárselo a los participantes".

Desde la orilla también tiran pimientos y tomates Desde la orilla también tiran pimientos y tomates

Desde la orilla también tiran pimientos y tomates / Alba Feixas

Por su parte, Vicente Ángel Fernández, un vecino del pueblo, relata que la 'Barandilla de los gatos' surgió como en toda la Alpujarra por la tradición de la reconquista. "Se hacía una batalla naval con barcos y los trovos discutían antes por la propiedad de la tierra y del mar desde la costa. Esta guerra se realizaba con frutas y hortalizas de la tierra que ya estaban pasados".

Fernández asegura que el nombre de dicha batalla es el resultado "del poco respeto que se tenía antes por los animales. Antes de embarcarse se recorría el pueblo y se cogían todos los gatos callejeros, se echaban en un saco, se iban mar adentro y cuando ya estaban enzarzados en la pelea soltaban a los gatos que salían maullando y salían nadando para la orilla como si fueran náufragos. Afortunadamente es algo que se prohibió al poco tiempo de hacerse, pero el nombre perduró en el tiempo".

Lejos de aquellos inicios, ahora son varios vecinos del pueblo los que se adentran en el mar en dos embarcaciones adornadas para la ocasión y bien cargadas de destrío de pimientos y tomates para enzarzarse en esta peculiar pelea. El responsable del municipio, Manuel Salinas, añade que, todo lo que se vierte en el mar lo acaban recogiendo. "Por la mañana un barco recorre toda la costa para retirar los tomates y los pimientos, y desde la orilla se hace lo mismo. Como si no hubiera pasado nada".

Tras hundir a los moros, y ayudarse mutuamente a sacar las embarcaciones, los vecinos de La Rábita continúan festejando sus días grandes con la subasta de pollos y roscos de María Santísima. Otra peculiar tradición en la que pasean a un gallo dentro de una jaula y el pujador más alto tiene el honor de pasear a la Virgen del Mar y dirigir la comitiva.

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