Costa

Buceo adaptado, una experiencia sin barreras en la Costa

  • Se trata de una jornada que el CBS Glup-Glup de Motril realiza desde hace más de 15 años

  • Los participantes señalan la sensación de libertad que sienten bajo el agua 

Buceo adaptado, una experiencia sin barreras en la Costa

Buceo adaptado, una experiencia sin barreras en la Costa / Alba Feixas

 "Al entrar en el agua sientes libertad, no tienes restricción de movimiento", explica momentos antes de prepararse para su inmersión, Cristina, una de las personas con discapacidad que han participado en las jornadas de buceo adaptado que el CBS Glup-Glup realiza en la playa de Calahonda con la intención de impulsar la actividad física y el deporte inclusivo, a la vez que se muestra una alternativa de ocio que contribuye como herramienta de la rehabilitación física, social y emocional de los participantes.

Una veintena de jóvenes con diversidad funcional se han iniciado en el buceo en Calahonda a través de un proyecto de bautismo en el mar, que cuenta además con la colaboración de diferentes asociaciones y de voluntarios, así como de la Entidad Local de Carchuna-Calahonda.

José Manuel del Pozo, del Club de Buceo Deportivo Glup-Glup de Motril, explica que se trata de unas jornadas que llevan realizando desde hace 15 años, con una breve parada por la pandemia, "normalmente participan algo más de un centenar de personas, pero este año hemos decidido limitar el cupo a 20 para no juntar a mucha gente de distintos sitios. Los participantes son de la Confederación Española de Personas con Discapacidad Física y Orgánicas, una ONG que aglutina a 91 entidades estatales, autonómicas y locales".

Se trata de una experiencia gratificante y diferente que hace que muchos de los que la prueban quieran repetir. "Algunos ya han venido otros años y les ha gustado tanto la experiencia que repiten. La idea de este año es realizar un bautizo de buceo, en el mar se sienten libres, nosotros ponemos los medios y el personal necesario para que no tengan ningún problema y puedan realizar la inmersión con normalidad", señala mientras asegura que tiene su complejidad.

"Hay que tomar una serie de medidas de precaución, depende de la diversidad que tengan, y en muchas ocasiones los materiales también hay que adaptarlos, aunque lo mínimo posible. Lo ideal es que sea el buzo el que se intente adaptar, y para eso también se realizan cursos específicos". En este sentido, añade que normalmente se realiza una primera sesión de aprendizaje y adaptación en una piscina, pero por distintas circunstancias este año se realiza directamente en el mar.

Algunos de los participantes antes de empezar a poner el equipo de buceo Algunos de los participantes antes de empezar a poner el equipo de buceo

Algunos de los participantes antes de empezar a poner el equipo de buceo / Alba Feixas

La mayoría de los participantes de este año son pacientes con lesión de médula o con problemas de movilidad. Del Pozo cuenta que una de las grandes gratificaciones que tienen con este tipo de actividad es ver la cara de los participantes cuando salen del agua. "Cuando llevas tiempo trabajando en el buceo, no hace falta que los usuarios te digan si les ha gustado la inmersión o no, cuando salen del agua puedes interpretar a la perfección la expresión de la cara, pero es más gratificante cuando hacemos este tipo de jornadas, ver como salen los participantes, sobre todo si tienen algún problema de movilidad, la sensación que ellos transmiten cuando salen del agua es de total libertad, algo a lo que por desgracia no están acostumbrados por estar en muchos casos pegados a una silla de ruedas".

Cristina relata que no es la primera vez que participa en este tipo de actividad. "Ya había probado el buceo con anterioridad, fue una experiencia que me gustó mucho y quería repetir la experiencia. Además, me gusta mucho ver el fondo del mar". Se trata de una actividad "importante porque nos permite salir, hablar con la gente, socializar y nos da un poco de fuerza para continuar luchando con nuestras enfermedades. Yo tengo un 80% de discapacidad por la ataxia, una enfermedad neurodegenerativa que va cada vez va a un poco más".

Por su parte, James, de Montpellier, en el sur de Francia, y que estos meses se encuentra realizando sus prácticas en Cocemfe Sevilla, cuenta que tiene parálisis cerebral. "Nací prematuro y tengo un pequeño problema motor, pero gracias a dios mi discapacidad no me limita para viajar, no me impide estudiar ni tampoco disfrutar de mi vida. Estoy feliz porque es la primera vez que voy a bucear, espero ver muchos peces en el agua".

Además, señala que es su primera vez por la zona, lo que le está sirviendo para descubrir distintos puntos de Granada y "me alegra mucho saber que se potencia el turismo inclusivo. Hace falta que este tipo de actividades se realicen en más municipios para que todo el mundo tenga la oportunidad de hacer cualquier cosa sin el problema de la accesibilidad".

Algunos de los participantes en la primera toma de contacto Algunos de los participantes en la primera toma de contacto

Algunos de los participantes en la primera toma de contacto / Alba Feixas

Una actividad que sirve para dar visibilidad y una alternativa a este grupo de persona que tiene múltiples beneficios para los practicantes como subraya Emilio Tortosa, técnico de voluntariado, ocio, cultura y deporte en Cocemfe Sevilla. "Las líneas de actuación que tenemos principalmente son para fomentar la discapacidad en los distintos ámbitos de la sociedad. Para realizar esta actividad de buceo adaptado venimos un grupo de 16 -12 en silla de ruedas, 2 acompañantes y 2 voluntarios-, para nosotros este tipo de actividades es importante, primero porque se visibiliza la discapacidad. Es gracioso porque entre las actividades que hemos realizado estos días en la provincia, hemos hecho un tour por Granada y salimos como cualquier pandilla de amigos que sale a la calle. Es verdad que todavía se nos mira mucho, es raro ver 12 sillas en fila por cualquier lado, pero es una realidad que existe y es importante que se conozca y se vea".

Tortosa explica que participan en un ocio normalizado, "se conocen, están todos más o menos en la misma franja de edad, y cada uno comparte sus vicisitudes, alegrías y proyectos y además se apoyan mucho. Si una persona con discapacidad ve a otra con una discapacidad similar o distinta, pero es capaz de hacer algunas cosas, y se animan a hacerlo".

Una de las participantes con dos instructores Una de las participantes con dos instructores

Una de las participantes con dos instructores / Alba Feixas

"En el agua no hay gravedad, no tienes que mover el cuerpo ni andar. En el caso del buceo, no es una actividad especialmente complicada para ellos porque llevan el equipo necesario para hundirse en el agua, algo necesario para bucear, y con la gravedad cero que hay, con un poco que muevan los pies o los brazos te mueves, para ellos es más complicado moverse con la silla por el esfuerzo físico que tienen que hacer que estar debajo del agua", añade.

El técnico de Cocemfe Sevilla reseña que "desde la Confederación le damos mucha importancia al ocio y además a los gravemente afectados, el ocio es importante para todos, pero intentamos traer a personas gravemente afectadas que son las que más dificultades tienen. Además, intentamos mucho el respiro familiar que también es importante. Que los familiares de estas personas que están 24 horas los 365 días del año tengan un respiro familiar de un fin de semana y que puedan aprovechar para hacer cosas que normalmente no pueden realizar porque tienen que estar pendientes, o simplemente para que puedan acostarse sin pensar que tienen que levantarse cada 4 horas para realizar un cambio postural".

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