Ángeles Béjar, la madre de Luis Rubiales, presidente de la Real Federación Española de Fútbol suspendido este sábado por la FIFA tras la polémica del beso en la boca a la jugadora de fútbol, Jenni Hermoso, se ha dejado ver a última hora de la tarde en la Sacristía de la Iglesia de la Divina Pastora de Motril, donde se encuentra desde primera hora del lunes encerrada en huelga de hambre, y ha asegurado que está a bien y que todo lo ha hecho para protestar por la situación que está viviendo su hijo.

En un momento de confusión, mientras algunos feligreses rezaban el rosario, los medios de comunicación congregados en la zona han aprovechado para entrar hasta el sagrario, donde se encontraba resguardada, para pedir a la madre de Rubiales que dijese unas palabras. Unos instantes de tensión que han motivado que la misa que se estaba oficiando justo al lado se haya tenido que paralizar, provocando las quejas de quienes acudían a la misa, la Policía Nacional ha tenido que actuar para controlar la situación, y tras pedir un poco de respeto y tranquilidad, ha abierto las puertas para descubrir a una Ángeles nerviosa y algo intimidada por la gran cantidad de focos. 

Ha asegurado que se encuentra bien y que permanecerá dentro de la Iglesia mientras se lo permitan para seguir adelante con su huelga de hambre. "Solo quiero que se diga la verdad, ella sabe que mi hijo es muy honrado", "si dice la verdad todo se soluciona", ha indicado Béjar a preguntas de los periodistas . 

Béjar ha incidido que esta situación "se soluciona diciendo la verdad porque era una anécdota", antes de expresar su sorpresa por la dimensión que ha tomado la polémica en la que se ha visto envuelto su hijo. 

Al hilo, ha asegurado que ha hablado con su hijo, que le ha mostrado su preocupación por la huelga de hambre que mantiene -Ángeles tiene 72 años y toma medicación para varias dolencias- "está muy preocupado y me ha pedido que no siga, pero seguiré hasta que el cuerpo aguante". 

Tras unos minutos de declaraciones, las puertas del sagrario se han vuelto a cerrar para que Ángeles pueda descansar y seguir con su huelga de hambre con tranquilidad, aunque antes ha asegurado que por el momento continuará dentro de la parroquia pese a que no le dejan meter ningún colchón ni mobiliario de ese tipo, por lo que está descansando  han pasado en una silla. 

Ángeles, y una cuñada, iniciaron a primera hora del lunes, una huelga de hambre indefinida hasta que se encuentre una solución a la "cacería" que se está realizando con su hijo que "no se merece".

Por segundo día consecutivo también, un grupo de vecinos de la localidad se han concentrado a las puertas de la Iglesia para mostrar su apoyo a la familia de Luis Rubiales, "está delicada porque la operaron de una pierna" y "lo estará pasando muy mal", ha asegurado una de las amigas de Ángeles que se ha acercado hasta el templo para mostrarle su apoyo. "Cualquier madre por un hijo hacemos cualquier cosa", ha indicado esta amiga, que no cree que Rubiales "haya llegado a hacer una agresión sexual", aunque también han sido algunos los que se han acercado para mostrar su desacuerdo.